Esta crónica es la historia detrás de una foto: una mujer mapuche requisando a un policía. Cuando un fiscal, peritos y policías de Chubut llegaron a la comunidad mapuche Vuelta del Río después del incendio de las casas, Moira Millán no los dejó entrar con armas. En ese gesto, en la historia de Millán y su familia y en las tensiones desatadas tras la desaparición de Santiago Maldonado, se puede rastrear la relación conflictiva entre el Estado, los proyectos extractivistas y la cosmogonía indígena.
Poco antes del mediodía del jueves 21 de septiembre el fiscal general Carlos Díaz Mayer llegó a la comunidad mapuche tehuelche de Vuelta del Río. Lo acompañaban dos peritos y un policía de la provincia de Chubut. Llegar hasta allí no es difícil, pero requiere cierta paciencia para subir. Moira Millán, weichafe de la comunidad, los detuvo. La decisión de la comunidad era no dejar pasar a policías armados. El fiscal quería peritar los restos de la casa de Marcelo Calfupan, incendiada el día anterior, e insistía en pasar con su custodio. Acordaron que entrara Díaz Mayer y dos policías, pero antes de que los hombres comenzaran a caminar sobre el territorio, Millán se plantó frente a los uniformados y los requisó para chequear que no entraran con armas de fuego.