
La SIDE es un organismo complejo de gobernar. Desde 1983 hasta la fecha, todos los presidentes, excepto Mauricio Macri, tuvieron que cambiar a su jefe de Inteligencia en algún momento de su gobierno. Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Kirchner lo cambiaron una vez. En sus dos años de gestión, Javier Milei ya tuvo que hacerlo dos veces. La última fue el pasado 3 de diciembre, cuando nombró al frente de la casa de los espías al contador Cristian Auguadra.
El cambio se dio producto del desgaste que sufrió el anterior secretario de Inteligencia, Sergio Neiffert, que había llegado luego de la expulsión de Silvestre Sívori, quien se fue junto con quien lo había puesto en ese lugar: el entonces jefe de Gabinete Nicolás Posse. Un pequeño paréntesis. Los rumores de salida de Posse estaban asociados a actividades non sanctas de Inteligencia. Es decir que manejar la SIDE es un arma de doble filo: da muchas recursos, pero mal utilizados pueden generar una tormenta en contra.
Neiffert llegó con el padrinazgo de Santiago Caputo, pero muy rápido se encontró con la limitante de que no tenía experiencia en manejo de personal de Inteligencia. Fue entonces cuando convocaron, a los pocos meses, a Diego Kravetz, que tenía algo de experiencia en manejo de brigadas de Inteligencia en la Policía de la Ciudad y, además, estaba a punto de ser corrido como viceministro de Seguridad de Jorge Macri. Santiago Caputo, rápido de reflejos, lo reclutó para ocupar el lugar del jefe operativo de los espías.
La llegada de Auguadra puso en revisión casi todos los cargos jerárquicos que se habían creado a partir de la reestructuración del organismo cuando se volvió a llamar SIDE y dejó de llamarse AFI. Hoy las personas más relevantes del organismo son, además de Kravetz, Alejandro Cecati, a cargo de temas operativos, Alejandro Colombo, al frente de temas del extranjero, y Ariel Waissbein, dedicado a los temas de ciberseguridad. Están todos en la mira. En especial Waissbein, quien tuvo un episodio tenso en agosto pasado cuando una comitiva encabezada por Neiffert fue hasta sus oficinas para pedirle explicaciones sobre sus tareas, porque se había vuelto una persona reticente a colaborar. Otra de las personas que encabezaron aquel operativo fue José Francisco Lago Rodríguez, un joven de 32 años que hoy funciona hacia dentro como la verdadera persona de confianza de Santiago Caputo en la SIDE. Tanto es así, que la mayoría de las reuniones que ha tenido Caputo con Auguadra, antes y después de su designación, fueron con Lago Rodríguez. Este abogado se formó en derecho administrativo, trabajó en el estudio Cassagne, donde no se destacó demasiado, tal vez por su corta edad, y tampoco lo conocen mucho en el fuero Contencioso Administrativo de la Justicia Federal, pero logró trabar una buena relación el mundo libertario y, antes de pasar a la SIDE, trabajó en la Secretaría de Legal y Técnica junto a María Ibarzábal. Su padre es el síndico general adjunto de la SIGEN.
Internas. La llegada de Auguadra estuvo rodeada de rumores y crisis. Semanas antes de la salida de Neiffert trascendió que Lago Rodríguez había ido hasta su casa en San Isidro con exigencias intolerables para el entonces jefe de la SIDE. Según se publicó en el portal ElDiarioAr, Neiffert lo echó de su casa y salió hasta la vereda a los gritos y en calzoncillos. Para ese entonces la reputación de Neiffert ya estaba por el piso. Había polémica porque había hecho de la SIDE un lugar para sus negocios personales: las viandas de comida de la Escuela Nacional de Inteligencia eran de su esposa, especialista en repostería; los autos de alquiler eran de la Agencia Jack Cars, de los hermanos Horacio y Javier Jack, íntimos amigos de Neiffert. En reuniones con proveedores del Estado, pedía que contraten su empresa de cartelería Carteles Ya. También comenzaron a correr rumores de viajes laborales al exterior en los que incluía a su familia dentro de la comitiva. Un viaje a la CIA con su hijo Lautaro y excursiones a Europa que incluían hasta a la suegra. Un ejemplo más concreto: del 14 al 16 de febrero de este año se realizó, como todos los años, la Conferencia de Seguridad de Munich. Como bienvenida, el servicio alemán organizó una cena de camaradería con todos los jefes de Inteligencia del mundo que habían sido invitados. Neiffert se ausentó porque ya tenía agendada una cena de San Valentín con su esposa, que lo había acompañado, en un exclusivo restaurante de aquella ciudad. Un romántico… con la billetera de la SIDE.
La nota completa, en la presente edición de NOTICIAS.


Dispone de una caja de 107 mil millones de pesos manejada por el asesor estrella Santiago Caputo. Tiene gastos reservados de los que no rinde cuentas y, según su nuevo plan de inteligencia, puede espiar a periodistas y opositores. En Noticias de esta semana te vamos a contar La Side libertaria.
En los dos años que lleva el gobierno de Javier Milei, ya cambiaron dos veces de secretario de Inteligencia. El nuevo “Señor 5” tiene un perfil insólito para un espía: se saca selfies en redes sociales y publica datos privados de su familia. El anterior jefe Sergio Neiffert había renunciado, después de algunas escenas de resistencia en calzoncillos, por discrepancias con Caputo y su intento de ofrendar su lealtad a Karina, una traición que no se tolera en ningún nivel del Gobierno.
Milei volvió a poner a la SIDE en un lugar de privilegio después de haber caído en el desprestigio de la época kirchnerista. Multiplicó las partidas del organismo de inteligencia y habilitó un nuevo plan, que de manera subrepticia, permite espiar a periodistas y opositores. En diciembre, el Gobierno aumentó el presupuesto de la SIDE en 26 mil millones de pesos, entre los que figuran algunos gastos realmente escandalosos: 1000 millones de pesos para gomas, ropa del personal y utensilios de cocina. La SIDE, una caja negra que nadie controla.
También te vamos a contar un tema muy preocupante. En poco menos de una semana, hubo cuatro suicidios de integrantes de las Fuezas Armadas. Esta situación alarmante desnudó el drama de la salud mental en las fuerzas de seguridad. Esto se puede explicar por un combo muy dificil de enfrentar: una obra social quebrada que no puede dar contención psicológica a los soldados y la crisis económica y habitacional por la que también pasan.
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