¿Romay o Marthineitz?¿Qué es la inteligencia? ¿La habilidad para juntar dinero, vivir una vida cómoda y llegar a la vejez sin problemas, tal vez? ¿Transcurrir los años aprendiendo, con actitud crítica, cercano a lo que se denomina cultura, con bonhomía y educación, honestamente, creativamente, pero sin independencia económica?En todo caso ¿Cómo se describe esa inteligencia y quién tiene entidad para esa descripción? ¿Es posible el padre rico o el padre pobre no docto?
Hugo Guerrero Marthineitz y Alejandro Romay son dos ejemplos vivientes de ese debate. Romay con sus largos 80 años, camina por el circuito aeróbico de Palermo con la holgura de sus millones en el banco. Apenas si reconoce a sus ex artistas, los confunde, saluda, cruza un par de comentarios livianos y sigue de largo. No está del todo bien, pero se ve que nada le falta. Tiene una leve mueca parecida a una sonrisa en su boca, debajo del bigote canoso. Parece que hizo todo lo que deseaba.
El negro, con la misma edad, lee cuentos a domicilio para ganar unos pesos. Nadie lo llama para trabajar. Cuando está como invitado en algún programa de TV habla sin debatir, captura las miradas, el respeto de los demás, la incomprensión por esa carencia de tareas. Está flaco, no bien vestido, se nota su rencor por el olvido. Entre los dos harían una persona perfecta de 80 años largos.
Pero, como se sabe, para juntar plata no se puede ser como Marthineitz, así como la rebeldía no es cosa de Romay: ¿Quién tendrá la razón? ¿Quién habrá sido más feliz? ¿Cuál de los dos estará en paz? ¿Uno fue más inteligente que el otro? Que Romay no tenga que pedir plata es más cómodo. Que Marthineitz tenga que suplicar por trabajo es injusto. Sería bueno que Romay contratara a Marthineitz y le pagara bien su talento. Y que Marthineitz tratara a Romay sin resentimiento, en lo posible con respeto verdadero. En un sentido ideal, mejor que sigan separados, no? (Mauro Viale)
¿Todavía viven estos personajes?Fuente: Infoexclusivo.com