EL ESCÁNDALO SACUDE A ROBERTO PIAZZA

Desde ayer está detenido un hermano mayor del diseñador de moda santafesino Roberto Piazza. A R. P.P. se lo acusa de haber abusado hace unos diez años de su hijo, hoy mayor de edad. La presentación se realizó en los tribunales locales hace una semana.

De acuerdo a fuentes tribunalicias consultadas, ese día, el propio modisto acompañó a su sobrino al juzgado de Instrucción de turno en feria y ante el juez Jorge Patrizi radicó la correspondiente denuncia penal.

Por la pena que establece el Código Penal para el delito imputado, el caso no estaría prescripto.

En tanto que el imputado, un hombre de alrededor de 60 años, concurrió ayer a la mañana al Palacio de Justicia ubicado en San Jerónimo al 1.500 y luego de prestar declaración indagatoria sobre el hecho que se le imputó quedó detenido por orden del juzgado Penal de Instrucción de la Octava Nominación.

El hermano del diseñador de modas está acusado del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado y quedó a disposición del magistrado Pedro Guevara, titular del juzgado de Instrucción de la 1ª Nominación, en virtud de que Patrizi está de licencia.

Según los voceros consultados, la causa se habría iniciado por la presentación efectuada por un joven de aproximadamente 30 años quien compareció días pasados al juzgado Penal de Instrucción en turno a los fines de radicar la denuncia.

Pese a que se realizaron las gestiones, fue imposible por el momento determinar quién asumió la defensa del imputado así como tampoco se pudo verificar si ha habido testimonio o alguna presentación de parte del reconocido modisto.

La revelación

Tiempo atrás Roberto Piazza visitó al periodista porteño Chiche Gelblung en su programa Chiche en Vivo que se emite por Canal 26. Lo que en principio parecía ser una entrevista en la que su casamiento con un coreógrafo dominaría la escena derivó en un descarnado relato de los horrores que de niño debió tolerar por la relación oculta e incestuosa que padeció de parte de un hermano de sangre.

“Recuerdo todas las aberraciones sexuales, desde la primera a la última de parte de mi hermano, colores, olores, lugares y recuerdo también la vez que quise matarme tomando tres frascos de pastillas”.

Con una entereza y denotando una honestidad brutal, Piazza recordó los durísimos momentos de una infancia en la que padeció “los abusos sexuales más aberrantes” de parte de un hermano al que igualmente perdona “porque está muerto, aunque vive”.

De él Piazza contó que “tiene unos 65 años” y que desde los seis años hasta los 18 lo sometió a lo “más asqueroso que un ser humano pueda soportar”. El modisto comentó que tanto su mamá y su papá quienes ya murieron y con los cuales no mantuvo una buena relación desconocían de los abusos que él de pequeño venía padeciendo.

Recordó a su padre “como un buen tipo, el típico macho argentino que tiene muchas minas” y que maltrataba a su esposa. “Mamá era hermosa, divina, pero papá la maltrató siempre, hasta que murió”. Piazza contó que a los 11 años se dio cuenta de que su padre engañaba a su madre y que él luchó por el amor de su progenitora en una pelea encarnizada con su padre, contienda que sostuvo: “Gané aunque eso me valió trece años de terapia”.

De su dura etapa infantil y adolescente donde su hermano lo violó constantemente, Piazza reveló que lo peor era el abuso psicológico, los insultos y las bajezas que su agresor le profería.

Confesiones

“Mamá lo sabía, sospechaba. Pero nunca se animó a decir nada. No podía defenderme. Estaba tan paralizada como yo. Así como la amaba, la amo y la amaré, nunca tuvo la suficiente fuerza espiritual para defender a su hijo, ni a sí misma. Si tuviera que reconstruir la historia como una novela policial, lo primero que haría es sospechar de todos los integrantes de la casa. ¿Nunca, durante años, nadie vio nada en una casa que sólo tenía tres dormitorios? ¿Nadie sospechó nada? ¿Mis maestras no percibieron que yo tenía un comportamiento diferente en la escuela, que era un chico que dibujaba árboles secos y que no hablaba?

A mamá la perdono porque estoy vivo. Una tarde, a la hora de la siesta, en la pieza, mi hermano me metió debajo de la sábana. De pronto mi vieja entró al dormitorio y yo estaba ahí abajo. Me sentía culpable en ese momento, cuando en realidad tendría que haber pegado un grito y haber salido corriendo, llorando, gritando. ¿Qué hubiera pasado?

Él era el mayor, el nene bien de la familia, yo era un gordo puto y degenerado. Mamá dijo dos o tres cosas: Ricardito no sé qué y cerró la puerta. Otra vez pasó lo mismo: se veía perfectamente, yo en el costado de la cama vi a mamá cuando entró. Fue terrible, porque entró en ese momento, nos vio. Mamá fue una pobre desgraciada, fue una hermosa pobre desgraciada.

Mi hermano mayor buscó al más débil, al más chico. Pero quizá entre los otros hermanos también había algo. No lo sé. Cuando Carlos y Ricardo se fueron a vivir a Formosa, tenían una obra. La ex mujer de Ricardo, Marta, armó un lío porque era muy celosa de la relación que había entre ellos. Mi hermano mayor le contó a su esposa que me cogía porque yo era puto, que yo lo buscaba.

Mi ex cuñada se lo contó a mi papá, pero nunca nadie hizo nada. Lo sé por ella, que me lo reveló cuando yo ya era adulto. Así que todos lo supieron de una u otra forma. Marta también la pasó mal. La cagaba a trompadas, le quemaba las tetas con cigarrillo… Tuvieron dos hijas divinas.

Papá sabía. Pero papá odiaba a los putos. Decía: «Sos un puto de mierda». Mis amigos gays me contaron que cuando iban a mi casa mi papá les tocaba el culo. Seguro que era un homosexual reprimido, sino no hubiese tenido tanta lata machista...”.

Vida de diseñador

Roberto Pezzone Piazza, tal su nombre y apellido completo, es un ítalo-argentino, nacido en 1959. Recién había pasado la adolescencia cuando ya presentaba sus primeros diseños con la orientación Gitano Look en el Centro Español de Santa Fe, origen geográfico y freudiano de su aprendizaje de varón rodeado de mujeres modistas.

Su entrenamiento en el taller familiar, sus estudios en Bellas Artes y su ambición personal, hicieron que se traslade a Buenos Aires. Su primera presentación en la capital argentina, fue en el salón del Hotel Castelar, a principios de los 80.
Las crónicas especializadas se sorprendían del flamante creador de Alta Moda que, sin historia aún, empezaba a competir en la plana mayor y se ubicaba en el podio con el todavía solitario Gino Bogani. Versace aún no era el que fue y el protagonismo en el mundo de la moda lo asumían Dior, Yves Saint Laurent y Valentino.

EFE

Fuente: Primicias Ya