viernes, 8 de agosto de 2008

Breve historia...


Contestando un comentario que había hecho El Bárbaro a un post anterior, se me ocurrió buscar un dato que me hacía falta, y en Google apareció este artículo que me pareció muy interesante:

h1Hoy le toca a Jorgito Rial!!!!!!!

Diciembre 1, 2007

Esta es una nota de la sección on line de la revista Noticias,la misma fue hecha y firmada por-Jesica Bossi.


No debe pasar nada para que me hagan una nota a mí…”, suena la queja de Jorge Rial (45) cuando se prepara para una sesión de fotos previa a la entrevista con NOTICIAS. Su cara fue la más vista de la televisión del verano y, rara situación, es el conductor estrella de dos canales al mismo tiempo: está al frente de la gala de Gran Hermano, en Telefé, y encabeza Intrusos en el Espectáculo, por América.


Reivindica venderse al mejor postor como una regla más del juego de la tevé. Y así se convirtió en el motor del programa del que fue su más feroz crítico y que, fenómeno mediático del momento, encarna con más fidelidad el estilo kirchnerista: la de un ojo todopoderoso que controla una realidad editada, producida y paralela.


Tener dos caras no es un asunto que le genere a Rial culpa ni necesidad de sumar sesiones de análisis. El hombre que apuntaló su carrera hurgando en vidas ajenas no se siente, al principio, tan cómodo en el lugar del observado. “Cuando siento la necesidad de decir algo, tengo mis medios para hacerlo”, explica. Es cierto. Rial, identificado como el rey del chimento nacional, no sólo cuenta con la pantalla chica para enviar mensajes.


Supo cosechar a lo largo de los años sus propios emprendimientos. Tiene una sociedad estratégica con Editorial Atlántida: son socios (50% cada uno) en la Revista Paparazzi, con una tirada promedio de 60.000 ejemplares semanales; y el Grupo Paparazzi, un sello para publicar libros periodísticos que debuta en abril con una biografía sobre Florencia de la V. Su esposa, Silvia D’Auro, maneja la productora Ideas más Ideas, que en principio se dedicó a hacer ciclos televisivos, pero ahora se limitó al área comercial y a facturar las publicidades y los juegos telefónicos en los que Rial tiene participación. Quizá el proyecto que más lo entusiasma -”siempre quise tener un diario y esto se le parece”, dice- es el portal de noticias del espectáculo Primiciasya.com, con una redacción estable en el barrio porteño de Belgrano.


El engranaje montado por Rial funciona a la perfección. El devaluado star system mediático lo necesita y él cierra alianzas con canales y personajes según su conveniencia. Su fuerza radica en nunca pararse en una sola vereda y en venderse al mejor postor pero no para siempre. Cuando el año pasado terminó su programa en Radio 10, el número uno de la emisora, Daniel Hadad, le dijo: “Sos incontrolable”. Esa es la estrategia que le conviene. “Nunca terminás de saber si estoy de tu lado”, es la frase que repite, enigmático, Rial.


El best seller español Arturo Pérez Reverte, quien antes de dedicarse a escribir novelas fue corresponsal de guerra, se autodefinió como un mercenario: una pluma al servicio de sus jefes, un soldado que acataba órdenes y se movía por intereses políticos o económicos que lo excedían. La única diferencia -según el autor- consistía en ser honrado o no. El espíritu sincericida y la definición le sientan bien a Rial. Él no distingue otra ideología que no sea el poder del rating. Su imperativo kantiano es no mezclar negocios con ética. Todo vale. En la era de la hipocresía, él se erige como el mercenario de la televisión. Y como no pretende educar, ni siente el llamado de ninguna misión especial desde los medios, el concepto de “tele basura” lo tiene sin cuidado: cree que es la definición con que los intelectuales de manual, que claramente aborrece, le dan a la lógica del mercado.


El equilibrista. Hoy, Rial reparte sus minutos de aire en dos pantallas. Hace siete años que está al frente de Intrusos, el ciclo históricamente más visto en América, una emisora que disputa el tercer puesto en el ranking. Junto con su amigo y mano derecha, el periodista Luis Ventura, es quién mejor maneja el oficio de fabricar personajes, descartables cuando dejan de rendir. Lo saben la bizarra Silvia Süller, cuya máxima virtud era cantar “el chicito”; Malena Candelmo, el chico del caso del Bambino Veira devenido en travesti; y la aceleradísima Nazarena Vélez, algunas de las creaciones baratas ya desechadas.


El 2007 lo recibió en las grandes ligas. Hace un año, el director de programación de Telefé, Claudio Villarruel, lo llamó para tentarlo con la conducción de Gran Hermano Vip, proyecto postergado porque los concursos de Marcelo Tinelli (Bailando y Cantando por un sueño) habían agotado el mercado de famosos.


Según interpretaciones que rodaban entonces por los pasillos televisivos, Rial en gateras fue una hábil estrategia de Villarruel para tener “contenido” al chico malo que por entonces estrechaba filas con Marcelo Tinelli. Finalmente Villarruel volvió a la carga a fines del 2006 y lo convenció para que fuera la cara del nuevo reality, sin farándula, pero en una versión “más heavy”. Los directivos de América no objetaron la movida que terminaría favoreciéndolos. La única duda de Rial era desencajar en un programa que estaba tan identificado con la sensiblería de Soledad Silveyra, la anterior anfitriona. Y la de más de un directivo de la emisora, si el perfil popular de Rial no empobrecía su pantalla en idéntico fenómeno al que generaría Tinelli, tildado de “grasa”, en Canal 13. Pero un escalón más abajo en el target de audiencia. Contra aquellos pronósticos, en uno y otro caso, el licuado de clases parece estar dando beneficios. Rial relativiza la importancia de sus movimientos: “Cuando Tinelli cambia de canal es una bomba. Yo no hago ruido. Lo mío fue un miguelito”.


Su pragmatismo resolvió cualquier obstáculo con ligereza. No fue un escollo haber sido el principal enemigo del reality en sus ediciones anteriores ni haber atacado a sus participantes. Desde Intrusos había difundido los videos hot de la felina Tamara Paganini, revelado la supuesta homosexualidad de Marcelo Corazza, (mediante una cámara oculta muy cuestionada en su momento) y vía el extinto Horizontal Vertical, realizado por su productora, pegaba duro con informes como “Gran Hermano: la casa del terror”.


Ya firme en la conducción de la gala y superando los 30 puntos de rating, el Rial más moderado en la pantalla de Telefé, destila su verdadero perfil venenoso por las tardes en América. Escenas como la bofetada que le dio la vedette Eliana Guercio al filoso Marcelo Polino o el despido en “real time” de Stella Maris Lanzani de una obra de Gerardo Sofovich, son cosas del pasado. La nueva agenda del ciclo es Gran Hermano. A diario desfilan los expulsados de la casa más famosa del país, que también posan sin ropa para las portadas de Paparazzi.


Las alianzas. “Yo soy un pez chiquito. Si me meto en el mar solo, los tiburones me morfan. Por eso armo alianzas”, dice la teoría de supervivencia de Rial. Su virtud está en conocer las necesidades de los demás, y sacar provecho. Esos tratos -jura- no incluyen sobres con dinero porque eso le quitaría libertad de movimiento.

Su aliado incondicional, al menos durante el segundo semestre del 2006, fue Tinelli. Era común ver a los participantes de Bailando y Cantando por un sueño en el piso de Intrusos, a cambio de promoción y buen trato para el creador de Ideas del Sur. Ese acuerdo le dio sus frutos y hasta pudo “infiltrar” en el jurado de ShowMatch al inefable Polino.

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¿Se mantendrá este pacto si Tinelli vuelve a la televisión antes de que termine Gran Hermano? Rial juega con el misterio. Hoy su nueva casa es Telefé, y no le pesaría tener que atacar a su (ex) aliado.


El esquema le rinde: Gran Hermano-Intrusos-Primiciasya.com-Paparazzi están en pleno auge. Desde sus medios fogonea sus productos y combate enemigos. Algunos le atribuyen “aprietes” -o la condena de la indiferencia- a las figuritas mediáticas que lo desairan al no darle prioridad ni primicias a él.


A Viviana Canosa, su ex colaboradora colorada, le asestó un golpe mortal. “Hay una cláusula en el contrato de los chicos que dice que los participantes tienen exclusividad con Telefé e Intrusos y no pueden ir a ninguna otra pantalla, salvo que esté autorizada por Rial-Villarruel”, sostiene una fuente del entorno de Canosa. En Telefé, lo desmienten.


El color del dinero. Siempre tuvo una relación extraña con el dinero. Su fobia a perder el empleo lo condenó durante décadas a leer con devoción los avisos clasificados de los diarios. La necesidad de tener una seguridad económica garantizada lo llevó hace cuatro años al diván, y sólo al trabajar el asunto con su terapeuta pudo liberarse del fantasma. “Ese miedo tiene que ver con mi historia…era temor a quedarme sin nada”, explica.


Su infancia fue tormentosa. La vida de los Rial se desarrollaba alrededor de su almacén de Munro, donde Jorge también dormía por las noches, hasta que a las seis de la mañana lo interrumpía la llegada de los repartidores de mercadería. Ramón quería que su único hijo recibiera una buena formación y lo anotó en el colegio La Salle de Florida. El niño nunca le perdonó que hiciera un esfuerzo económico tan grande para que él estudiara en un lugar que tanto lo hizo sufrir. Las diferencias sociales eran marcadas. Y se las hacían notar: “Eso me hizo muy resentido. Crecí con el recuerdo de lo mal que me habían tratado”.


Su mamá Victoria era una gallega temperamental. No escatimó en golpes para castigar al poco dócil Jorgito. Un día, obnubilada por la furia, la mujer tomó del mostrador un sachet de lavandina y se lo arrojó en la cara. El envase se rompió, el enfant terrible tragó el producto y debió ser internado en el hospital por intoxicación. “Mi vieja me amaba tanto que me pegaba mucho”, es la interpretación que ensaya ahora.


El almacén familiar no sólo fue escenario de batallas campales. En el verano, él solía recostarse debajo de unos tanques de kerosén y, en ese rincón solitario del mundo, escuchaba cada vez que la voz de Ariel Delgado decía “Saigón”, antes de dar noticias de la guerra de Vietnam, en Radio Colonia. También acostumbraba a deleitarse con las tapas del diario Crónica. Así el adolescente perfiló sus gustos: “Mi vocación nació de las lecturas de Crónica y de Radio Colonia. Más popular no hay nada. Yo tengo que ser así, si es lo que consumí. No mamé Radio Nacional y La Nación”.


Estudió en el Instituto Grafotécnico y su primer empleo fue en la revista Vivir, a comienzos de los 80’. Su debut como entrevistador no fue con una estrella de la época, sino con Antonio Puigjané, el cura franciscano que criticó la dictadura militar y años más tarde fue condenado a prisión por el copamiento de La Tablada. Pasó por el Diario Popular, La Razón, una breve estadía (15 días), la agencia Télam y Crónica, donde conoció a Lucho “El Pionero” Avilés, de la mano de quien llegó a la televisión.


En el género de los chimentos ganó presencia con Indiscreciones, en Telefé, y después en Canal 9. Allí Avilés sentía cierto recelo por el protagonismo que entonces cobraba su joven colaborador, y el comienzo de su divorcio fueron los escasos minutos de aire que pronto le tocaron a Rial. Aparecía en el primer bloque, se iba a tomar sol en un patiecito interno y volvía para la despedida. El capítulo final fue una nota que el movilero hizo en una visita al hermano de Susana Giménez, internado en el Hospital Borda, neuropsiquiátrico del que salió regalando cigarrillos a los pacientes que lo perseguían. Rial se enojó no por lo miserable del hecho, sino porque se emitió seis meses después y en otro canal. Separado de Avilés, sumó millas televisivas al frente de Paparazzi, El Periscopio y Paf.


En casa. El Rial íntimo es más tranquilo que el terremoto que aparece en TV. Prefiere la soledad de la lectura, acompañado por un puro. El último libro que leyó es “Fuimos soldados”, de Marcelo Larraquy.


Disfruta al recluirse en su casa del country San Carlos, en Pablo Nogués, y jugar con sus hijas Morena ( 8) y Rocío (7). Le costó llegar a eso: después de probar junto a su mujer con tratamientos de fertilización asistida, decidieron adoptar.


Está en el ring y sabe que puede recibir golpes. Y los que más le duelen son los que rozan a su familia. Cuando Diego Maradona lo llamó “huevo duro” le hizo la cruz: “Maradona no me importa. Igual, me sirvió. Yo siempre le voy a agradecer que a mis hijas les enseñé qué era la droga por él. Les mostré a Diego Maradona haciendo el gol a los ingleses, en el `86, y después se los mostré gordo y hecho mierda. Les dije: ‘Este tipo era un fenómeno y la droga lo convirtió en esto’.


Fenómeno transparente. Rial parece hablar sin filtros. Él y sus productos encarnan como nadie el paradigma de la honestidad brutal, aunque sea editada. No le busca una lectura a lo que hace o representa. Pero es un exponente vernáculo de esta época de transparencia absoluta. Los diarios íntimos dejaron de ser cuadernos prolijamente escritos para convertirse en blogs que todo el mundo puede ver. Millones de personas cuelgan sus videos caseros en sitios como el popular You Tube. La industria del chisme -con sus revistas “gossip” y sus programas- no para de crecer. Y los reality shows son parte de ese fenómeno: nadie se resiste a meterse en la intimidad del otro.


En un mundo que ya no se motoriza por ideologías, el “Gallego” -como lo apodan- esquiva la autodefinición política. Casi no recuerda su pasado como militante en el Partido Intransigente. Aprueba el gobierno de Néstor Kirchner (”me gusta cómo piensa”), pero disiente con sus modos, sobre todo con su relación con la prensa. Él, que se ocupa de historias de alcoba y peleas de poca monta, recibió el llamado de un ministro para hacer una aclaración. “Viste que a veces se junta la política con la farándula, y a los políticos les jode más una amante que una denuncia por chorro.”

La indefinición le permite coquetear con los extremos. Su voz salía en la Radio 10 de Hadad al mismo tiempo que colaboraba con la entonces revista Veintiuno, de Jorge Lanata. Hacía un programa de TV con Lucho Avilés y escribía para el diario Página/12. Está vacío de ideales políticos: “El país no es el mismo, Fidel se está muriendo, el Che no es más que una remera, el peronismo, ¿qué es eso?”. Jorge Rial está convencido de que no es momento de inmolarse por ninguna causa. A excepción del rating.

Fuente: Remilpputeando.wordpress.com

11 comentarios:

  1. muy largo no da ganas de leerlo.

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  2. Bueno por lo menos dice la verdad sobre Rial. ahora me pregunto eso hay que admirarlo?

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  3. 19:36
    La lectura no muerde jajaja!!

    21:29
    Nooo. No creo que haya sido escrito para que lo admiren. Simplemente cuenta una historia de vida.

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  4. lo mismo pienso..........larguisimo para ser blog de chimentos

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  5. Creo que Rial se tendria que desprender del chimento para hacer otro tipo de programa.

    Demostro con la conduccion de GH que la tiene mas clara que muchos giles que se hacen los divos.

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  6. NO LA LEI,PORQUE AHORA TENGO QUE HACER,PERO LA PASE RAPIDO,Y SU MAMA SE LAMABA VICTORIA ,GALLEGA........COMO MI MADRE,VICTORIA,GALLEGA!

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  7. Interesante relato, lastima que algunos si leen mas de 3 renglones se duermen.

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  8. Muy buena la biografía pero con su capacidad podría haberse dedicado a otra cosa, los chimentos lo degradan, sólo los que han pasado por un gran sufrimiento entienden el daño que se hace al ventilar la vida privada, no me refiero a los mediáticos sino a cierta gente que Rial afectó y no mostró culpa.
    Eso es lo que no me cierra de él. un beso Julia

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  9. Julia,muy interesante,y como vos decis,la lectura no muerde,lean,chicos,lean.Pinchita.-

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  10. No es santo de mi devoción¡¡El se ofendió -con razón- cuando lo trataron de "huevo duro" por el tema de su enfermedad,pero no tiene empacho ni prurito alguno cuando se burla de otra enfermedad como lo es la adicción a las drogas de Maradona¡¡.Y ta,bién se caga e irrespeta a un montón de personas.
    Saludos Julia¡

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  11. Hola, muy bueno, lo había leído y contesté en el post originario, besos.

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