domingo, 28 de diciembre de 2025

Alejandro Borensztein: "Últimas peleas del año", humor político

 Alejandro Borensztein

Últimas peleas del año
Cuando ya parecía que no iba a pasar más nada, la política nos regaló los últimos enfrentamientos del año para matizar las fiestas. Todos contentos
Patricia Bullrich y José Mayans. En su intervención, él dijo que ella "es una inoperante”.
La semana pasada explicamos que, cuando llegan las fiestas de fin de año, la humanidad se divide en dos grandes grupos. Por un lado, los que deseamos que todo pase lo más rápido posible. Irse a dormir antes de Nochebuena y despertarse después de año nuevo sería perfecto. Mucho más que eso no porque ya sería estar muerto. Lo ideal es apuntar al 2 de enero así se evita la juntada post año nuevo con las sobras de la noche anterior, un evento tan lamentable como los del 24 y el 31.
Del otro lado de la grieta están los que se pasan las fiestas yendo del vittel toné al turrón y del vermouth a la sidra pasando por la ensalada rusa, la mayonesa de atún, el matambre, el pollo, la pavita, la mousse, el helado, el pan dulce y las garrapiñadas. Grandes simuladores del amor y la alegría en plena gula.
Este último grupo que sobreactúa felicidad se divide, a su vez, en dos subgrupos: los que cierran la noche con la deplorable costumbre de bailar con una copa en la mano (incluso hay quienes bailan temas de ABBA) y los que terminan la velada sacando a relucir viejos resentimientos familiares que desembocan en agravios y hasta en violencia física. No está claro si a este último subgrupo pertenece Mayra Mendoza, pero no hay ninguna duda de que allí milita Juan Grabois.
Por lo menos así lo demostró esta semana. Se supone que Grabois tenía la ilusión de sublevar a las masas oprimidas contra Milei y derrocarlo, pero se ve que las masas estaban ocupadas con el tema de las fiestas y les dió paja salir a hacer la revolución.
No pudiendo convencer al proletariado, Grabois se fue a Quilmes a luchar contra Mayra Mendoza en defensa de los trapitos que cuidan los coches y extorsionan a los automovilistas. No habrá sido la revolución bolchevique de 1917 pero algo es algo.
Se ve que el tipo no se quedó satisfecho con la sublevación en Quilmes porque al día siguiente se fue a protestar a Lanús, donde también gobierna La Cámpora.
Mayra lo destrató públicamente y Grabois le contestó: “la interna entre La Cámpora y Kicillof me la paso por las bolas”. Habría que esperar la opinión del arzobispado pero, en principio, podríamos decir que el tipo no sería ese eclesiástico que nos vende.
No está claro si lo más desagradable de todo esto es Máximo, Kicillof o las bolas de Grabois. Lo que si está claro es que Grabois va a terminar rosqueando en esa interna Máximo-Kicillof que dice pasarse por sus intimidades porque ya hizo lo mismo con Massa. En abril de 2023 lo insultó de arriba a abajo y en octubre lo militó y lo votó con las dos manos. Son tan violentos como obvios. A veces también dan ternura.
La realidad demostró que el Congreso, en su última sesión del año, también está lleno de gente del subgrupo que arranca festejando y termina revolcada en el barro. Empezando por el senador José Mayans que en su intervención navideña dijo “Patricia Bullrich es una inoperante” ¿Qué necesidad? Puede ser que la exministra lo sea pero la realidad es que ella asumió como senadora hace 15 días. Todavía no tuvo tiempo de demostrarlo.
Mayans debería darle a ella la misma oportunidad que la democracia le dio a él. Tal vez no tanto tiempo porque recordemos que el tipo asumió como senador el 10 de diciembre de 2001 y ya lleva 24 años y 18 días en el cargo. A la pobre Bullrich, todavía no pasaron dos semanas, y ya la está tratando de inútil. No es justo.
Para colmo Mayans representa a una provincia que viene siendo gobernada por Gildo Insfrán desde el 10 de diciembre de 1995. O sea, desde hace 30 años y 18 días. Si Mayans se autopercibe como un defensor de los valores democráticos y republicanos, es evidente que no fue muy eficiente en esa tarea.
Mayans podría argumentar que Bullrich ya ejerció distintos cargos en distintos gobiernos de distintos partidos. Puede ser, todos tenemos un pasado.
Tal vez el lugar de Pato sea el Senado. También Grabois ahora es diputado y en una de esas el tipo descubre allí su verdadera vocación, abandona el Vietcong y termina siendo un referente parlamentario más trascendente que Don Lisandro De La Torre, nunca se sabe.
Entre otras peleas navideñas en el Congreso, se destaca la que sucedió entre la senadora Victoria Huala (PRO) y la senadora Cándida López (kirchnerismo). Todo empezó porque López estaba leyendo su discurso lo cual, obviamente, no está bien. Lo mínimo que se espera de un senador, o sea de alguien que tiene la vocación de ser la voz de su provincia, es que sepa hablar. En eso Huala tiene razón pero es un poco ingrata. Debió ser más piadosa y valorar que al menos su colega López demostró que sabe leer de corrido. No cualquiera en ese recinto.
La respuesta de la senadora Cándida López no se hizo esperar: “callate mamarracho” le dijo a Huala y todo terminó a los gritos, como siempre. Previsible. Lo único que no se entiende es por qué le pusieron “Cándida”.
Lo interesante del tema es que unos días antes, la senadora Cándida López trató de apurarse en ocupar un despacho y cuando llegó descubrió que le habían cambiado la cerradura. Allí se produjo un forcejeo entre militantes kirchneristas, personal de seguridad y cerrajeros. En el mencionado discurso leído, la senadora denunció que en la trifulca había recibido algunas agresiones y “tocamientos impúdicos” (literal).
Desde una mirada más macro podríamos decir que, entre las bolas de Grabois y las partes impúdicas de la senadora López, es evidente que el kirchnerismo está en un quilombo.
Toda esta gente debería aprender del ministro Caputo que no se pelea con nadie, excepto con la mesura. Pero como la mesura no tiene familia no hay ofendidos.
Esta semana Caputo acuñó otra genialidad. Hay que reconocer que el tipo es un poeta que te regala una frase por semana. Esta vez dijo “hay que ir eliminando la dependencia argentina de Wall Street”. Caramba.
Hablemos claro: el tipo no tiene reservas, en el Veraz tiene alerta roja, tiene vencimientos en enero por 4.000 palos verdes y ahora dice que no quiere depender de Wall Street. Es al revés, macho. Es a Wall Street que no le interesás. Se parece a mi amigo, el gordo Tito, cuando dice que no va a darle pelota a Pampita y que si ella lo llama él ni la piensa atender.
En fin, así se va yendo el año entre peleadores, inoperantes y cancheros. Y lo peor es que todavía falta el lechón del 31.
Por eso amigo lector, llegó la hora de tomarse una buenas vacaciones. La última vez que lo hice, Alberto estaba en la Rosada con un dedito en alto y el otro en Tinder, Massa era el ministro de la inflación y del curro de la brecha cambiaria, Milei era diputado, Macri manejaba Juntos por el Cambio, Larreta tenía la presidencia al alcance de la mano, Cristina veía en Máximo un estadista, Chiqui Tapia vivía feliz y nadie sabía quién era Scott Bessent. Todo cambia.
Por eso lo único que existe es el presente y un poquito el pasado para aprender y tenerlo de referencia.
Amigo lector, le deseo lo mejor para usted y su familia.
Felicidades para todos.
Fin de temporada.

3 comentarios:

  1. "Alberto estaba en la Casa Rosada con un dedito en alto y el otro en Tinder"

    Genial definición de que Alberto, fue un presidente pajer0 además de incompetente, ineficiente e inútil.

    Bueno, definición que le cabe a cualquier o, casi todos lo peronistas.

    Alberto.

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  2. Genial es poco, pero vale.

    No por nada, Alejandro llegó a ser libretista de Tato Bores, además de Landrú, Cesar Bruto, Aldo Camarotta y Juan Carlos Mesa (¿?).

    Alberto.

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