


caso Cuadernos
Las pruebas, la situación de Cristina y la estrategia de los empresarios
Por Hernán Cappiello
6 de noviembre de 2025
El juicio de corrupción más grande de la historia argentina, que involucra a la expresidenta Cristina Kirchner como jefa de una asociación ilícita, a buena parte de su gabinete y a 64 empresarios, que se destacan entre los más importantes del país, comienza hoy y durará al menos cuatro años. Lo que se juzga es un sistema de corrupción institucional que supuestamente funcionó entre 2003 y 2015, en el que los funcionarios recaudaron dinero de distintos empresarios de la construcción, energía y transporte, que pagaron para ser beneficiados con la adjudicación de contratos estatales o la extensión de sus concesiones. Hay 19 exfuncionarios que intervinieron supuestamente en la recaudación ilegal, dos exchoferes y 64 empresarios acusados de haber pagado esos sobornos. El juicio se transmitirá por YouTube. Los jueces a cargo del proceso son Fernando Canero, Enrique Méndez Signori y Germán Castelli.
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¿Qué se investiga en el caso de los cuadernos de las coimas?
La hipótesis de la fiscalía es que existió una organización estructurada dentro del Estado, comandada por Néstor y Cristina Kirchner y articulada desde el Ministerio de Planificación, que cobró sobornos. Cristina Kirchner está imputada como jefa de esa asociación ilícita que, entre 2003 y 2015, recaudó dinero de distintos empresarios de la construcción, energía y transporte, quienes habrían sido beneficiados con la adjudicación de contratos estatales, según la fiscalía. Por eso serán juzgados ella, otros 19 exfuncionarios que intervinieron supuestamente en la recaudación ilegal, dos exchoferes y 65 empresarios acusados de haber pagado esos sobornos. Además, Cristina Kirchner está acusada del delito de cohecho pasivo, es decir, de haber recibido sobornos.
Según la acusación, un grupo de funcionarios del Ministerio de Planificación, incluido un entonces subsecretario, Roberto Baratta, retiraban dinero de sobornos que pagaban los empresarios en un auto conducido por el chofer Oscar Centeno. Los viajes fueron documentados por Centeno en ocho cuadernos, que fueron puestos a disposición de la justicia por el periodista Diego Cabot, de LA NACION, tras una investigación periodística sobre los viajes y los pagos. LA NACION chequeó datos y cruzó información para corroborar la veracidad de las anotaciones.
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¿Qué pruebas sostienen la acusación?
Las principales pruebas son los cuadernos de Centeno, la declaración del chofer que corroboró que fueron escritos por él, un peritaje caligráfico que determinó que los cuadernos fueron de su autoría, los dichos de los arrepentidos (empresarios y exfuncionarios) y la correlación de datos externos (como registros de ingresos a la Quinta de Olivos y a la Casa Rosada o videos de cámaras de autopistas y peajes).
Los cuadernos detallan con precisión las circunstancias de tiempo, lugar y modo de las entregas de dinero. Registran fechas, horarios, autos involucrados y lugares específicos de encuentros. Identifica a quienes recibían (funcionarios) y a quienes otorgaban (empresarios) las sumas de dinero. Las direcciones anotadas correspondían a compañías vinculadas a la obra pública, según afirmó la fiscalía.
El dinero era recaudado utilizando automóviles de uso oficial y particular, al amparo de los cargos públicos que detentan los involucrados. Se comprobó que el circuito de recaudación ilegal de fondos comenzaba en las oficinas de distintas empresas y terminaba -según la investigación de la fiscalía- en muchos casos, en la Quinta Presidencial de Olivos, en el departamento de Uruguay 1306 de Cristina Kirchner o en la Casa de Gobierno. Héctor Daniel Muñoz, exsecretario presidencial, era el nexo, entre 2008 y 2010, con los máximos referentes del Poder Ejecutivo, afirmó la acusación.
Las declaraciones de los imputados colaboradores resultaron claves, porque admitieron la existencia de las reuniones y el sistema de recaudación.
Hay pruebas que vinculan las anotaciones con movimientos financieros y operativos de las empresas. La UIF, por ejemplo, mostró que las fechas en las que Armando Roberto Loson efectuó retiros de dinero de sus cuentas bancarias coincidían con las fechas en las que se habrían efectuado los pagos indebidos a funcionarios públicos.
La Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco) proporcionó listados de llamadas que demostraron comunicaciones entre funcionarios (como Baratta, Lazarte) y empresarios (como Ferreyra, Valenti, Balán, Wagner, Neira, Dragonetti) en las fechas y horarios cercanos a los pagos anotados en los cuadernos. Hubo además registros de chats donde los imputados conversaban sobre pagos y acreditaciones de dinero.
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¿Qué pruebas vinculan el dinero recaudado con Cristina Kirchner?
No existe una prueba material directa, sino que hay evidencias de que el dinero iba «hacia arriba», según testigos. Hubo registros de visitas al despacho presidencial coincidiendo con fechas de entregas de dinero registradas en los cuadernos y afirmaciones de que Baratta se reunía con secretarios presidenciales al volver de las colectas, sostuvo la fiscalía.
Cristina Kirchner fue señalada como la persona que, junto a Néstor Carlos Kirchner, formó, esquematizó y lideró la asociación ilícita. El dinero recibido por los integrantes de la asociación era, en último término, trasladado a inmuebles de Cristina Kirchner, según la acusación. Los lugares de recepción incluían la Quinta Presidencial de Olivos, la Casa de Gobierno y el departamento de Uruguay 1306, aunque ella no vivía allí en ese momento.
Centeno refirió que en la época de Cristina Kirchner también llevaban bolsos con dinero a Olivos. Declaró que en esas ocasiones, vio a ella, «en jogging, que desde la casa donde vivía se cruzaba hacia el chalet donde se dejaba el dinero». Él y Baratta pedían permiso por teléfono al secretario de Kirchner, Daniel Rodríguez, antes de ir a Olivos.
José Francisco López afirmó que, tras una reunión con Cristina Kirchner en Olivos en enero de 2011, ella le pidió el listado de pagos mensuales de todas las obras del Ministerio de Planificación. López sostuvo que él preparaba el listado del pago de Vialidad junto con Cristina, y que ella fijaba los montos que debían cobrar ciertas empresas grandes (Austral, CPC, Electroingeniería y JCR).
Ernesto Clarens, intermediario financiero clave, ratificó que López preparaba el listado de pagos de Vialidad con Cristina Kirchner, quien estaba al tanto de quiénes cobran primero. Clarens también afirmó que, por orden de Cristina Kirchner, López le dijo que apoyara a la empresa Gotti Hnos. Además, mencionó que Muñoz le refirió que el efectivo se guardaba en archivos metálicos dentro de una bóveda en la casa del matrimonio Kirchner en El Calafate.
Claudio Uberti afirmó haber llevado bolsos de dinero (más de diez kilos) al departamento de Uruguay y Juncal.
Se constató que en los vuelos presidenciales en el Tango 01 hacia Río Gallegos y El Calafate, donde viajaban Néstor Kirchner y Cristina Kirchner, transportaban valijas con candado y que el equipaje de los secretarios no era despachado, sino colocado en una antesala, y a veces se negaban a escanearlo argumentando que eran «cosas personales de la Doctora».
Cristina Kirchner presentó escritos en los cuales negó categórica y terminantemente haber formado parte de una asociación ilícita o haber cometido delito alguno. Sostuvo que la investigación dirigida en su contra no había conseguido «ni siquiera una mínima prueba» que acredite los delitos atribuidos. “¿Si ese dinero existió, dónde está?”, argumentó en su defensa. La acusación sostiene que el dinero, en parte, quedó en manos de Daniel Muñoz, ya fallecido, y que fue sacado del país.
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¿Qué dijeron los empresarios que declararon como arrepentidos?
Varios empresarios reconocieron haber pagado dinero. Algunos dijeron que fueron coimas extorsivas para mantener contratos; otros, que eran aportes voluntarios para campañas electorales. También hubo quienes declararon que pagaron porque “era la regla del juego” en la obra pública. Ninguno declaró haber entregado dinero directamente a Cristina Kirchner.
Carlos Wagner, titular de ESUCO SA, admitió por ejemplo haber realizado pagos, aunque sostuvo que respondieron a una “coactiva exigencia dineraria”. Wagner reconoció al menos siete entregas de dinero en el marco de la Causa Cuadernos, sumando $965.000 pesos en pagos posteriores. Aldo Benito Roggio, (presidente de Benito Roggio e Hijos SA), manifestó que fue objeto de “requerimientos directos” de Roberto Baratta para “campañas electorales”. Recordó haber pagado el equivalente a “50 mil dólares” y, en otra ocasión, “100 mil dólares”. Y además, el cinco por ciento de los subsidios asignados al transporte. Benjamín Gabriel Romero, titular de HIDROVÍA SA y FERROVÍAS SA, dijo que entregó sumas de dinero para “mantener las concesiones” y garantizar la entrega de subsidios. En el caso de Hidrovía, los pagos anuales ascendieron a 500.000 dólares. Dijo además que, para que saliera un decreto de renegociación y extensión de la licitación, le fue exigido un pago de 600.000 dólares adicionales, bajo amenaza de que, si no pagaba, el decreto no saldría.
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¿Qué críticas se hicieron a los arrepentidos en esta causa?
Los cuestionamientos principales son de quienes argumentan supuestas presiones indebidas para obtener las confesiones o la ausencia de grabaciones de las declaraciones iniciales. Los planteos de las defensas en este sentido fueron rechazados en todas las instancias judiciales, desde el juez de primera instancia hasta la Corte Suprema de Justicia, pasando por las cámaras de apelaciones, el tribunal oral y la Cámara Federal de Casación.
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¿Qué pasó con los cuadernos de las coimas?
Seis cuadernos originales están a resguardo, en poder de la Justicia, en una caja de seguridad en los tribunales.
Los cuadernos originales estaban en el domicilio de Centeno, en la parte inferior de su placard, en su cuarto, según figura en el expediente. Luego, ante los problemas con su expareja, Hilda María Horovitz, los puso en una caja cerrada con cinta de embalar en el mismo lugar hasta que Centeno decidió entregárselos a un amigo policía, Jorge José Bacigalupo, aproximadamente entre febrero y marzo de 2016, por temor a que alguien entrara a robar a su casa o a que su exmujer supiese y lo denunciara.
En 2018, Bacigalupo, excompañero de la remisería de Centeno, se los dio al periodista Diego Cabot. Después, Centeno le pidió a Bacigalupo que se los devolviera. En abril de 2018, se abrió la causa judicial con las fotografías de esos cuadernos.
El 4 de agosto de 2018, cuando Centeno estaba por ser detenido, al declarar ante el juez Claudio Bonadio dijo que había quemado los cuadernos en la parrilla de su casa frente a un amigo, Miguel Córdoba. Sin embargo, esos dichos los hizo en una declaración indagatoria (sin estar bajo juramento de decir la verdad). Luego afirmó que pudo haberse confundido porque estuvo preso dos días sin dormir.
El 23 de octubre de 2019, Cabot aportó a la Justicia seis de los ocho cuadernos que le entregó en la calle una persona a la que no conocía. Esos son los seis cuadernos que entregó a la Justicia y están resguardados por el tribunal.
Siete de los ocho cuadernos eran de tipo escolar (dos de marca América Estrada, tres de marca Gloria, uno Rivadavia, otro Ángel Estrada) y el octavo era de marca Convenor.
La Justicia trabaja hoy con los cuadernos originales y con fotos en alta definición de los cuadernos realizadas por Cabot, así como el material multimedia de corroboración del periodista. Los cuadernos fueron analizados por peritos y un informe oficial confirmó que son genuinos, escritos por Centeno. Tienen sobreescrituras y enmiendas que no se sabe quién las hizo.
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¿Cuál es la estrategia de los acusados ante las acusaciones?
Los defensores, que incluyen representantes de los más prestigiosos estudios de abogados penalistas de la Argentina, plantearán un cúmulo de nulidades en cuanto a los cuadernos (cuestionarán su origen, su autenticidad, su derrotero), reiterarán planteos ya rechazados por los tribunales, alegarán que las declaraciones de los arrepentidos fueron sonsacadas bajo amenazas de mantenerlos presos. Tratarán de desacreditar las afirmaciones de los testigos y cuestionarán los cuadernos basados en las enmiendas y sobreescrituras detectadas en dos de ellos.
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¿Cuál es la situación de Cristina Kirchner, que ya está condenada a seis años de prisión?
Cristina Kirchner está presa, con prisión domiciliaria, y su condena se agota dentro de cinco años y medio. Es probable que cuando termine el juicio por los cuadernos, Cristina Kirchner ya haya cumplido su pena por Vialidad. Por eso, en caso de ser nuevamente condenada, debería volver a prisión, eventualmente en su casa, como ahora.
Pero Cristina Kirchner debe enfrentar además otros dos juicios orales: uno, por la causa de la firma del Memorándum con Irán y otro, por los casos Hotesur-Los Sauces.
Ninguno de estos procesos tiene fecha de inicio, pero es probable que comiencen en 2026 y que sus audiencias se encimen con el caso de los cuadernos de las coimas. (LN)
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