viernes, 22 de abril de 2022

Horacio Rosatti, un freno de mano para Cristina que nadie vio venir

 



Si quisiera, Horacio Rosatti -el hombre que el domingo de Pascuas provocó la furia tuitera de Cristina Kirchner- podría blandir el ADN más simple de la raíz popular en cuatro palabras: peronista hincha de Boca.

Mirando el grueso de su trayectoria pública, nadie se lo podría discutir.

Viene de las entrañas del peronismo del interior -arrullado en sus inicios por el Lole Reutemann, de quien fue secretario en la Gobernación de Santa Fe-, donde fue convencional constituyente y luego intendente de la capital provincial. Después de que Reutemann desistiera de la candidatura a presidente que le ofrecía Eduardo Duhalde -por aquello de “vi algo que no me gustó”-, llegó Néstor Kirchner, asumió cuando se bajó Menem y nombró ministro de Justicia a Gustavo Béliz.

Enseguida lo echó por cuestionar a la SIDE y lo reemplazó con aquel santafesino hecho a la sombra del Lole.

Rosatti estuvo en su puesto un año exacto. Renunció en 2005, en desacuerdo con los sobreprecios en la obra pública del área que manejaba José López.

Olfato político o vista de lince: faltaban 11 años para que López apareciera filmado llevando bolsos con 9 millones de dólares y una ametralladora a un convento de General Rodríguez.

Que el presidente de la Corte -y desde este lunes también presidente del Consejo de la Magistratura- venga de ahí (un peronista que fue ministro de Néstor), no significa que lo hayan detectado a tiempo. No en la dimensión que tomó en estos días.

Cuando el gobierno miró el espejo retrovisor, ya era tarde. Como Reutemann en la Fórmula 1, Rosatti asomó tras la última curva, aceleró en la recta principal y cruzó la bandera a cuadros. No lo vieron venir.

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