Patrimonio
La casa de Eduardo Freiler, el camarista que desplazó a Bonadio, cuesta U$ 1 ,4 millones y está en Olivos
El
caserón blanco de dos plantas se levanta justo frente a la quinta presidencial de Olivos.
Nadie vive allí porque desde hace poco menos de un año se encuentra en
remodelación. Es una coqueta zona residencial, pero esa propiedad de 1234 m2 no
pasa inadvertida por sus dimensiones y por el muro de tres metros que la
protege ¿Su nuevo dueño? El camarista federal Eduardo Freiler, según consta en la
escritura por esa compraventa cuya copia obtuvo LA NACION.
Protagonista
de algunas de las decisiones más polémicas de los últimos tiempos, como el
apartamiento del juez federal Claudio Bonadio de la pesquisa por presunto lavado
de activos en los hoteles de la familia Kirchner, Freiler consignó que pagó $
2,8 millones por ese inmueble. Sin embargo, cuesta mucho más. A cinco cuadras de
allí, otro caserón de dimensiones similares, pero incluso con menos metros
cuadrados construidos se cotiza en US$ 1,4 millones. Más aún, ese también es el
valor aproximado de la nueva propiedad que adquirió el juez, según los cálculos
de las inmobiliarias de la zona. El número no incluye lo invertido hasta ahora
en las refacciones.
"Hipotequé
unos campos y, como dice en la escritura, una parte de la compra estuvo
financiada [en cuotas]. No recuerdo exactamente cuánto pagué por la casa, pero
lo que me comentaron en ese momento era que estaba cotizada en menos de 700.000
dólares", explicó Freiler ante la consulta de LA NACION.
El
juez adquirió el inmueble en junio de 2014. La casa es imponente: se expande
sobre un lote irregular de unos 30 metros de frente por 40 metros de fondo, en
la esquina de Catamarca y Villate. Desde la segunda planta, incluso, se puede
disfrutar de una vista privilegiada de la quinta presidencial.
Aunque
todavía no está habitada, la casa muestra un intenso movimiento. Por lo menos
cuatro albañiles trabajaban la semana pasada en arreglos de la fachada. Quizás
ese muro se haya levantado por seguridad. Freiler sufrió en enero de este año un
robo en su residencia de la calle Wineberg, a 600 metros de la nueva residencia,
donde era inquilino, según él mismo admitió.
Nacido
y criado en Necochea, Freiler no proviene de una familia rica. Su padre trabajó
como empleado en el Ministerio de Obras Públicas bonaerense, mientras que su
madre siempre se ocupó de las tareas de la casa. No sólo eso. También se
divorció de su primera mujer, con la que debió repartirse los bienes, entre
ellos, otra casa en la misma zona. Pero con un sueldo que hoy supera los $
100.000 por mes -y más de dos décadas como fiscal y camarista- acumuló un
patrimonio importante.
En
la declaración jurada de 2012, su situación era más austera: dos años antes de
comprar su nueva casa, el juez declaró un patrimonio de poco más de $ 820.000.
Informó la mitad de una propiedad de Olivos -no precisó la dirección-, la mitad
de un inmueble en Necochea, una camioneta, un yate, 12 caballos y diez lotes por
un total de 15 hectáreas en Villa Garibaldi, en las afueras de La Plata. Son los
campos que asegura haber hipotecado para comprar su nueva casa.
DIFERENCIA DE PRECIO
Esa
propiedad no figura en la presentación porque la compró dos años después, pero
algunos detalles del lote constan en la escritura pública, rubricada por la
notaria Celeste Gerarduzzi, que obtuvo LA NACION.
El
primer dato relevante es que en esa escritura se afirma que Freiler compró el
inmueble por apenas $ 2,8 millones, casi la mitad de su precio según la
valuación fiscal, que en el propio documento se consigna que era de $ 5,3
millones, y muy por debajo de US$ 1,4 millones que estiman los expertos
inmobiliarios.
"No
me acuerdo cuánto pagué, pero no fueron $ 2,8 millones. Seguro fueron más de $ 3
millones. No sé por qué aparece ese número en la escritura", afirmó Freiler el
viernes en un diálogo telefónico. El sábado, sin embargo, cambió de opinión: "Si
en la escritura aparece que son $ 2,8 millones, entonces pagué eso".
El
juez ni siquiera debió desembolsar esos $ 2,8 millones al momento de la
operación. Pagó $ 1,6 millones al contado y acordó que la suma restante la
pagaría al cabo de un año, con una tasa de interés fijada sobre la base de la
evolución del dólar oficial (que rondaba entonces los $ 8,10) más otro 5% de
interés anual. Es decir, una tasa que ahora ronda entre el 18 y 19% anual.
No
sólo eso. El magistrado tampoco necesitó firmar la escritura para quedarse con
las llaves. La escritura detalla que Freiler ya se encontraba "en posesión
material" de la casa, aunque no se precisó desde cuándo se movía como su
dueño.
La
operación evoca en Comodoro Py otra operación inmobiliaria que, a mediados de
2000, protagonizó el entonces juez Carlos Liporaci. Adquirió una casa en Vicente
López que al trascender provocó la apertura de una causa por presunto
enriquecimiento ilícito y pedidos de destitución que terminaron por costarle su
renuncia.
En
el caso de Freiler, la escritura aclara que "los fondos utilizados para la
operación provienen de actividades lícitas" y consigna que el magistrado integra
la lista de "personas políticamente expuestas" que emitió la unidad
antilavado.
La
operación fue a tres puntas: además de Freiler, incluyó a la sociedad
Fideicomisos Argentinos SA -en la que aparecen Ricardo, Oscar y Cristian
Fiorito, y José Emperador-, y a la firma Gini SA, en cuyo directorio figuran
Cristina Puca y Gimena Otero. Esta última sociedad logró, un mes antes de la
firma, levantar una inhibición de bienes que cargó durante dos años.
"La
pagué más barata porque estaba metida en el fondo fiduciario y porque tenía una
deuda", explicó Freiler. Y, antes de terminar el diálogo telefónico, Freiler
cuestionó a LA NACION: "¿Con todos los jueces hacen este tipo de
investigaciones? Ya estoy acostumbrado a los ataques de este grupo contra mí.
Digo este grupo porque ustedes y Clarín no están muy diferenciados, ¿no?".
Freiler
arrastra una causa penal por su participación en la sociedad Minning Pride,
creada en 2012 con 500.000 pesos. En esa financiera aparece junto con Marcelo
Sutton y Carla Lago, esposa de Alfredo Lijo, "Freddi", hermano del juez Ariel
Lijo y asiduo interlocutor de José María Olazagasti, un colaborador de Julio De
Vido, hoy en la ex SIDE.
Freiler aclaró que Minning Pride "nunca funcionó" y que su actividad
como juez no le impide tener acciones en sociedades comerciales. La denuncia
apunta a la prohibición que rige para los jueces de ejercer cualquier "actividad
lucrativa"
yo quiero una igual
ResponderEliminarEs tan obsceno e insultante todo, tan vergonzoso y patético.
ResponderEliminarLo mejor es que en 100 días ya no estarán, lo peor...., como será gobernar el país teniendo a toda esta Lakra destructiva en contra?
Mi mayor deseo es que la justicia les caiga sin piedad y les confisque absolutamente todo a todos estos Korruptos y terminen sus días en celdas sin luz ni ventilación !!!
Y si se redacta un decreto expulsando del país a los korruptos?
ResponderEliminarTodos en un crucero que no se detenga en ningún puerto eso sí, de dimensiones gigantescas.
L
Pero qué suerte tiene esta gente! Siempre encuentran propiedades con problemas y las pagan más baratas!!!!!!!!!
ResponderEliminarPor qué no se matan todos y se hacen hervir en su propio caldo? Basta de tomarnos por idiotas por favor!!!!!!!!!!
Pénelope no lo podria haber dicho mejor.
ResponderEliminarQue suerte que tienen siempre.....todos.
Somos o nos toman por muy boludos che.
Y Berni, por esa zona o Vicente López, se compró dos-si dos-, hermosas mansiones, una frente a la otra.Bue...dos por uno.
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