lunes, 9 de febrero de 2015

"Desastre", por Beatriz Sarlo

—¿Qué significa todo esto? ¿Cómo terminará?
—Significa que algo está podrido en el Estado de Dinamarca.
Imagen de otras épocas, con uno de los tantos genuflexos

Cita del primer acto, escena 4, de Hamlet, mil veces repetida. Sin embargo, la recuerdo como si fueran nuevas las palabras. También los argentinos nos preguntamos qué significa todo esto. El Gobierno falló en todo: por insensibilidad, por cálculo, por cobardía, por confusión, por liviandad. Trataron a Nisman como enemigo, como sospechoso, como impulsivo y paranoico, como falsificador que le pone la firma a lo que otros escribieron, como juguete de Stiuso, el espía que Néstor Kirchner le adosó al fiscal. Excepto que pueda responsabilizarse a la dictadura, para el kirchnerismo los cadáveres son apestosos. Un cadáver arruina el simulacro de la fiesta. Y todo huele mal en Argentina.
Juegan con fuego en el polvorín que ellos mismos edificaron. Llevan a la práctica el tacticismo más mezquino. Han llegado a un punto donde el retroceso debería ser inevitable si se quieren mantener las piezas del gobierno y del Estado. Son ineficaces incluso para proteger su supervivencia más allá de las elecciones. La efigie de la pata renga en pocos días se convirtió en una antigüedad.
La Presidenta no ha dado señales de que está resuelta a cortar una ristra de apuestas aventureras. Sus intervenciones públicas dejan la sensación de que no reflexiona siquiera sobre los métodos que asegurarían sus propios objetivos. Ni que hablar de sus voceros y lenguaraces, como Capitanich y Aníbal Fernández. Otros dirigentes callan y se sientan con cara sufrida para ser fondo de la arenga en cualquiera de los salones redecorados por la arquitecta egipcia. La Cámpora canta consignas en el territorio amigo de la Casa de Gobierno. Y algunos desesperan: no se lo ha escuchado a Randazzo; Scioli, que creía estar en carrera electoral, de pronto descubre que el tejido de muchos meses, la aquiescencia, la subordinación, la prudencia y la tolerancia a los desplantes son armas herrumbradas de una batalla que se peleó en la primera guerra.
Cristina Kirchner imagina que puede imponer su voluntad como si acá no hubiera pasado nada. Manda una ley fundamental al Congreso sin hablar previamente con los jefes de la oposición, sin explicar otra cosa que las frases sumarias y elementales que pronunció en su última cadena nacional. Exige, como si estuviera en el ápice de su gloria, que, a la carrera, se apruebe esa ley que concierne a los “servicios”. Incluso a quienes no nos parece que sea indispensable poner la etiqueta de política de Estado sobre medidas que admitirían perfectamente variaciones, esta ley concierne algo que es sin duda una política de Estado y, por lo tanto, no debe ser impuesta con el arreador de una mayoría parlamentaria simple. La Presidenta vive intoxicada por los restos de lo que fue su poder, que ahora se está deshaciendo.
Muestra entonces su verdadera cara: no sabe gobernar con viento en contra. Los políticos inteligentes advierten que la política es, casi siempre, no la simple imposición de un objetivo sino estar dispuesto a negociarlo y hacerlo del mejor modo para llegar lo más cerca posible a los resultados que se desean, reconociendo también que habrá que ceder y que la voluntad de ganar en todo puede resultar en quedarse sin nada.
Cristina, en cambio, gobierna como si acabara de ganar las elecciones de 2011. No puede aceptar lo sucedido y, en consecuencia, inventa, cambia de rumbo, improvisa. Se encierra entre las cuatro paredes de sus convicciones o prejuicios, se presenta como infalible y patalea.
Los errores de la Presidenta se agrandan a medida que pasan los días. Incluso si mañana mismo esos errores no se demostraran fatales, incluso si, por alguna vuelta de la suerte (los Kirchner tuvieron suerte y no hay que descartar nunca la casualidad), se restaura la dignidad perdida; incluso si Capitanich and Company vuelven a conducirse como personas normales y no muñecos enloquecidos rodeados de micrófonos o garabateando en Twitter para Mia Farrow, incluso en esas circunstancias, estos días fueron una excursión por los límites.
El cristinismo es un personalismo extremo. Para subsistir, ni La Cámpora ni otras formaciones tienen figuras destacadas. Por eso necesitan de la Presidenta, cuyo personalismo espontáneo se combina con las necesidades de liderazgo mediático de sus segundas y terceras líneas. Las tendencias personalistas de Cristina se multiplican por las necesidades de quienes ven en ella el astro de donde llegan los rayos que los calientan. Hasta ahora fue así.
El subjetivismo no es el peor de los defectos, excepto cuando hace perder de vista que lo que se dice carece de relación con aquello que es necesario decir. El subjetivismo de la Presidenta fue, según los momentos, un rasgo pintoresco. Hoy representa un peligro no sólo para ella, no sólo para su gobierno.
Cristina es soberbia. Practica de una manera implacable el sentido de la propia superioridad. Ejerce el paternalismo con los de abajo; el juvenilismo admirativo-protector con los “jóvenes” que se le subordinan; el campechano estilo de Gran Jefa con sus contemporáneos; la agresiva superioridad con casi todo el mundo. Pero en los días felices no estaba hundida hasta el cuello en un enigma institucional que ella misma contribuyó a complicar. Hacía eso cuando le iba bien y ella creía que le iba mejor todavía; cuando el bienestar de las capas medias le regalaba un colchón de tolerancia (no es por casualidad que tanto Forster como Capitanich se lamenten de que el caso Nisman viniera a cortar las vacaciones felices). Pero hoy su soberbia carece de sustento.
Mientras la Presidenta pudo ejercer a su modo el gobierno; mientras se pensó que sólo era cuestión de meses para llegar a las elecciones, sus caprichos y su estilo, que fueron acentuando el agresivo desparpajo y la pedantería, eran una decoración. Pero ahora las cosas se han complicado. (Perfil)

13 comentarios:

  1. Qué les pasa a los "artistas"?????????Ninguno sale a decir nada sobre el fiscal muerto???????? ESTÁN ESCONDIDOS COMO RATAS QUE SON?????

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  2. Estoy de acuerdo con Sarlo en varios puntos pero me parece bueno destacar que la soberbia y el narcisismo de Cristina no es culpa exclusivamente de ella sino también de quienes la rodean, su círculo intimo que se lo exacerbaron.
    El problema ya no sólo es la personalidad o la cada vez más evidente carencia de cintura politica de CFK y sus payasos delincuentes, sino también el no darse cuenta que la caja del estado en algún momento se agota sino se administra bien, si se despilfarra más de lo que entra.
    Ellos se enriquecieron escandalosamente, por supuesto. Pero jamás usaran ese dinero obtenido ilicitamente para devolverlo a la caja estatal nuevamente en pos de seguir la fiesta,
    Y la colisión se da porque quieren retener el poder como sea pero las cuentas ya no cierran como antes, cuando la plata de la soja llovia a raudales.

    Sinceramente puedo entender que haya personas embriagadas de poder y no querer perderlo, asi como soy consciente de la avaricia por tener cada vez más dinero del que puedan gastar cinco generaciones de algunos. Pero ambas cosas a la vez son incompatibles sino saben administrar responsablemente.
    Gastaron demasiado en personas improductivas y en subsidios que nos llevaron a una crisis energética negada pero real.
    Eso no lo pueden arreglar agazapandose al poder porque ya no hay plata. Y por más plata que los chinos le hayan dado, van a volver a hacer lo mismo (afanarse la mayoría y despilfarrar el resto).

    Es hora que los ciudadanos laburantes entiendan que necesitamos un administrador y gestor serio como presidente, no un lider personalista con ideas pasadas de moda y que cuando la limosna es grande (Futbol para Todos, subsidios para todos, etc) la plata de algun lado sale, nunca es gratis y hasta los santos desconfian.

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  3. Para reirse un rato largo: Télam opinión. Fabián Rodríguez: "Apretar al Máximo"

    "Los ataques de la prensa opositora a Máximo Kirchner coinciden con su irrupción política como LÍDER DE LAS MASAS. Una respuesta monódica de quienes no tienen argumentos para enfrentar la CONTINUIDAD DE UN PROYECTO POLÍTICO AL QUE NO PUEDEN VENCER EN EL CAMPO DE LOS HECHOS NI DE LAS IDEAS".

    Esto es Macondo.

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  4. Coincido 100% con REM. Agrego: me preocupa, y mucho, los favores debidos y prestados a grupos canallas. Han hipotecado el futuro del país por su pasión por la caja.

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  5. Rem, coincido en todo lo que escribiste menos en que "Cristina no es culpa exclusivamente de ella sino también de quienes la rodean, su círculo intimo que se lo exacerbaron", quizás sea así yo pienso que obran por miedo, le tienen terror, son unos pollerudos, saben que si le dan la espalda se les termina todo, y quieren aguantar unos meses mas para seguir robando y vendiendo al pais.

    Maxi

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  6. MAXI; más que miedosos, son unos arrastrados indignos. Se sienten "el poder en las sombras" en un pais de cuarta y repasado de bananero.
    Yo creo que a quienes se les termina todo sin Cristina es a Zanini, Parrilli, Anibaul, Conti y no muchos más. El resto se guardará unos años y luego panquequeará sin problemas. Ya pasó con varios con pasado hiper-menemista, Nefastor sin ir más lejos.

    Igual, sea por miedo o por inmundos el resultado es el mismo: "Cristi sos la más, el pueblo te ama, tu inteligencia nos ilumina" y etc que le deben repetir para mantenerla contenta.

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  7. ANTES DE LEER EL ARTÍCULO DE SARLO, NO PUEDO DEJAR DE IMAGINARME A ESTA TIPA CUANDO FUE AL MUSEO EN PLENA FINAL ARGENTINA-ALEMANIA Y SE QUEJO PORQUE ESTABA CERRADO, AJAJJA....A VECES SE PASAN LOS "PENSADORES"...LE QUEDA BIEN EL CONCEPTO DE "SE FUE DE MAMBO"

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  8. No estoy de acuerdo con el manto de piedad que el lector REM arroja de algun modo sobre Cristina, al señalar que no es exclusivamente culpable de sus modos de comportamiento. La relación que ella traza con sus subalternos en el poder (y hasta con algunos no tan subalternos, como gobernadores o legisladores) es absolutamente simbiótica; ella se exacerba en su comportamiento en virtud del efecto que produce el mismo en el entorno que la rodea, pero también es cierto que el temperamento de ella no permite otro tipo de entorno cercano, expulsando rápidamente a todo aquel que ose no coincidir con su pensamiento superior o bajar la cabeza ante una imposición antojadiza de su parte. Así le paso, entre otros, a Alberto Fernández, a Cobos, a Jorge Taiana, a Martín Loisteau, a Lorenzetti, a Fábrega, a Marcó del Pont y a Graciela Ocaña; otros se fueron no por hacerle frente sino por mostrarse complacientes y hablar mal de ella a sus espaldas, como Massa, José Nun y Puricelli.

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  9. 19.54: Todo bien y coincido en lo que decís pero ¿YO ARROJARLE UN MANTO DE PIEDAD A CFK?
    Nooooo, acá el tema es hacerse cargo de la parte de responsabilidad que le toca a cada uno.
    ELLA es la principal responsable pero hay cómplices que no deben ser nunca olvidados y no dejar que se amparen en la excusa del miedo a que los expulsara de su círculo.

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  10. Por otro lado, todos los nombres que mencionás 19.54 datan de la época en que Nefastor estaba vivo.
    Esto no quiere decir ni por asomo que Cristina sea más "complaciente" pero es evidente que repite la conducta de su difunto usurero.
    Y no me extrañaría en absoluto que el Vago Máximo sea una mezcla de los peores defectos de ambos.

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  11. Perdón, Nun no. A Nun lo rajó hace poco y le puso el Ministerio a la ladrona de Teresa Parodi.

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  12. No Rem, a Nun lo rajaron hace bastante y lo pusieron a Coscia y luego a parodi..

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  13. Ahhhh! Gracias por la aclaración 0.51. Son tantos los "viudos de Nestor" que me confundo.

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