¿Se dio vuelta la taba?

Nota aparecida en Caras y Caretas sobre Susana Giménez

LA BELLA SIGNORA
Alberto Grille

Yo siempre tuve dudas sobre si la señora Susana Giménez era un noticia para esta revista. Es más, me sorprendió la increíble repercusión que tuvieron las primeras publicaciones en las que Caras y Caretas denunciaba la compra de un paquete de jugadores de Nacional por su novio y un par de socios, uno de los cuales tenía antecedentes vinculados con el tráfico de narcóticos.

Inmediatamente, muchísima gente, aquí y en Argentina, hablaron de la tapa de Caras y Caretas e incluso en un nutrido congreso de empresarios en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, a la que fuimos invitados Luis Alberto Lacalle, Isaac Alfie y yo, el moderador interrumpió mis palabras para preguntarme en nombre de su madre sobre las denuncias que habíamos hecho y las intimidades del juicio a que fuimos sometidos por denuncia de la bella señora.

Lacalle confirmó allí lo que yo relataba porque el abogado de Susana Giménez –el único que ganó según Luis Alberto– era un correligionario suyo que le había contado los detalles. Había ganado, según dijo allí, nada menos que veinte mil dólares de honorarios, dicho esto a modo de chusmerío.

Me convenció de que el tema era una noticia importante una reunión con los directivos de Nacional en que uno de ellos me confesó que habían aceptado los cheques de Jorge Rama porque era evidente que la plata provenía de la diva.

No se trataba sólo de una operación en la que un grupo de contratistas compraba medio ilegalmente un paquete de jugadores con dinero de dudosa procedencia –lo que sin ser habitual es relativamente común–, sino que el dinero supuestamente provenía –y eso lo hacía creíble y honorable ante uno de los clubes más poderosos del fútbol uruguayo– de la más glamorosa estrella de la farándula argentina.

Posteriormente el sospechado de narcotraficante amenazó a Gabito y el propio Jorge Rama le dijo frente a mi escritorio que lo mataría si Susana lo abandonaba.

Cuando yo ya no quería seguir con semejante historia, por tratarse de una mujer y porque no quería aprovecharme de su muy bien ganada fama, dos hechos se agregaron: el primero, una llamada del inspector Guarteche, en ese entonces jefe de la Brigada contra el tráfico de Drogas, el día antes de comenzar la Semana de Turismo cuando yo estaba llegando a la Villa 25 de Agosto –a orillas del Santa Lucía–, para pedirme las revistas en que se hablaba de Susana Giménez porque se las “reclamaban del exterior”. El segundo, la información de que circulaban en la plaza entre operadores financieros cinco cheques comunes –no diferidos– de una cuenta en dólares de la vedette, cada uno de cien mil verdes.

Esto motivó que reiteráramos el tratamiento periodístico de esta investigación que ya me molestaba un poco, porque algunos lectores rechazaban para Caras y Caretas el destino de publicación de chimentos.

Por otra parte, ninguno de los jugadores del mencionado 'paquete' era en ese momento un crack, sino destacadísimos juveniles de futuro más o menos incierto.

Ni Lodeiro jugaba en el Ayax, ni el Morro García era goleador del campeonato uruguayo, ni Calzada estaba en rebeldía por mejicaneadas entre contratistas.

Después la tragedia se convirtió en comedia cuando a Rama lo echaron de La Mary, lo llevaron preso varias veces en medio de la bancarrota enredado en líos de plata, mujeres, drogas y malas juntas, primero en hoteles y casinos glamorosos de Punta del Este, y al final en prostíbulos de bajísima reputación.

En el juicio no nos fue nada bien. Es cierto que no pedimos perdón, pero el show que convocó Susana fue tan fantástico que antes de entrar a la audiencia ya habíamos perdido por goleada .

Con decir, que al salir muy discretamente y un poco avergonzados por tanto cholulismo subí a un ascensor y estuve solo, de pie, cinco minutos, hasta que autoridades de la Corte me hicieron descender para que subiera la señora que me miró sonriente, con mucha cordialidad y un poco de lástima.

Perdón, en realidad yo era tan insignificante que no sé si me vio.

En verdad, había planeado no retractarme y morir en la defensa de la verdad, pero era consciente de que no podía probar la existencia de los mencionados cheques que su abogado en Buenos Aires había confidencialmente comentado que corresponderían a una libreta que se le había extraviado o robado a Susana Giménez.

Al cabo de un año esa chequera cuyo extravío denunció la diva ante la Justicia uruguaya varios meses después de la publicación, toma estado público por la denuncia de dos operadores financieros que se sienten perjudicados o estafados por Susana Giménez o por su ex novio Jorge Rama.

Ahora sí estamos en condiciones de probar que esos cheques existían y que los manejaba Jorge Rama como habíamos dicho.

Curiosamente esos cheques, que Susana negó en oportunidad del juicio a nosotros, estaban siendo denunciados por un empresario ese mismo día en un Juzgado Civil –el noveno– que quedaba a escasos metros del de Cuarto Turno, donde se desarrollaba nuestra audiencia.

Hace una semana, el abogado de Susana Giménez me dijo a modo de disculpa que esos cheques no eran los mismos, pero omitió decir que sí eran de la misma libreta.

También me dijo que nos convenía no hablar porque Susana era la víctima y que si publicábamos la información era prudente que la firmara yo y no Gabito porque siempre el problema había sido con las afirmaciones que hiciera Ricardo.

Nuevamente vamos a decir lo que sabemos y los lectores juzgaran si lo que decimos es de su interés.

Por supuesto que nos pareció profesionalmente correcto trasladar la información que yo recibí a Gabito para que continuara la investigación que había iniciado y a la que hoy se agregaban nuevas luces.

Al menos no seremos parte del mundo de hipocresía que se esconde detrás del glamur, aunque quizás contribuiremos involuntariamente a los honorarios del talentoso abogado que hoy recibe una pequeña catarata de juicios y jugosos emolumentos.


Fuente: Caras y Caretas