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Señorita Maestra

Apenas aprobada, la ley de matrimonio empezó a producir cambios concretos en la vida de muchísimas personas. Para dar cuenta de esas señales de un futuro que ya llegó, inauguramos esta sección e invitamos a los lectores a sumarse. (Página 12)

Por Silvina Maddaleno

Beatriz se despertó el jueves 15 de julio como todas las mañanas. Con los párpados pesados, empapados de fiaca y sueño. El desayuno reparador lo preparó Carmen, su amor y compañera desde hace 20 años. Cuando faltaban apenas unos minutos para salir, encendieron la tele para saber cómo las trataría el clima ese día. “El matrimonio gay es ley”, dijo un periodista. Beatriz manoteó el control remoto y subió el volumen. Argentina año verde, pensó. Carmen no creyó vivir para contarlo.

Saltaron como adolescentes frente al televisor, se abrazaron y lloraron a mares. Ese despertar quedará para siempre como marcado a fuego. Lo relatan una y otra vez con exacta precisión.

Beatriz es maestra de séptimo grado, tiene cincuenta y cinco años. Carmen con sus sesenta y dos, de profesión abogada, todavía no puede creer lo que están viviendo. Dicen que desde que están juntas son para todo el entorno “amigas”, sólo eso. Al menos por boca de ellas. Muchos lo sospechan, suponen, pero no les ha interesado hacer nada al respecto. Cuando oyeron la noticia se paralizaron. Carmen sintió la necesidad de buscar un modo de salir del closet. De pensarlo nomás, se abatató en silencio.

Ese mismo jueves, salieron en auto rumbo al trabajo. Carmen dejó a Beatriz en la puerta de la escuela en el barrio de Avellaneda, en donde trabaja desde hace veinticinco años. Por vez primera le estampó un beso en la boca sin mirar a los costados. Beatriz entró a la institución un tanto temerosa. No tenía ganas de recibir ningún comentario fuera de lugar respecto de la ley sancionada. No había pensado nada para contestar. Ya le había pasado durante los días de debate, oír de boca de sus compañeros cosas que prefería olvidar. Beatriz sintió que no se estaba alegrando todo lo que le era posible. Por suerte la sala de maestros fue indiferente. Nadie dijo nada de la ley, al menos en su presencia. A Beatriz le sudaron las manos, pero duró poco, pronto se fue a dar clases.

Caminó pensando en la prueba que tenía que tomar. De lejos miró el aula y pensó que habían faltado muchos alumnos. Había demasiado orden. En cuanto atravesó la puerta vio que todos estaban allí y sentados en su lugar. Imaginó que le estaban haciendo una cargada y se puso tensa.

Pronto divisó sobre su escritorio un ramo de jazmines con moño azul. Un alumno del fondo le señaló el pizarrón.

“Ahora sí somos todos iguales”, decía en letras grandes, bien desprolijas y escritas con tiza azul. La emoción fue tan brutal y desmedida, que Beatriz se quebró. Pensó que todos los años de docencia habían valido la pena solo por ese momento tan único e inesperado. Apenas alcanzó a decir un “gracias, chicos...” cuando el tsunami de llanto arrasó con toda posibilidad de mantener la compostura. Una alumna sentada delante se paró para abrazarla. Los otros treinta y tres chicos permanecieron en silencio y quietos, como nunca. Unos minutos después, mientras acomodaba sus carpetas en el escritorio, se recompuso y todavía con los jazmines en la mano les dijo con una sonrisa: “La prueba la tomo igual, mis queridos”. A lo que un alumno, muy serio, sentado en el fondo, respondió: “Tómela, Beatriz, hoy estudiamos todos, pero no se engolosine que fue muy difícil ponernos de acuerdo”.

Esto que recibi por mail, me hizo llorar MAL... es la mismísima historia de una amiga del alma, ex compañera de una de mis escuelas... la única que lo sabe soy yo... y lo sé porque la OBLIGUÉ a decírmelo... no puedo sostener una amistad con medias tintas, así que entre llantos angustiantes me lo contó, y pasado el áspero momento (la "apreté" MAL) pudo comprobar que NO PASABA NADA y que -para su desconcierto- la seguía queriendo igual que antes, que jamás de los jamases (ni hasta ahora, en que ninguna de las dos está en la escuela) se lo conté a nadie...

Ella antes de esto, no lo había blanqueado NUNNCAAAA!!!! y en aquella época, ya llevaban 12 años de "matrimonio"... a partir de ese momento, algo cambió en su vida, y hasta hoy, sigue agradeciéndomelo. (Y yo a ella, ya verás por qué)

En su familia, creo que todos juegan a que no ven y supe a partir de como creció mi relación con ella, lo DIFÍCIL que es enfrentar una orientación sexual diferente, cuando has crecido DANDO POR HECHO que ibas a ser como todos.

Cuántas cosas van a cambiar a partir de esta ley!.. estaremos preparados?.. estoy SEGURA de que en las escuelas, NO LO ESTÁN. Y a pesar de que todos la querían un montón por dulce, divertida, con principios y jugada, nunca pude estimularla a que blanquee en el trabajo. No quería verla crucificada.

Más de una vez he presenciado comentarios en el grupo escolar tan homofóbicos, (en chiste, claro, porque son remacanudas, pero con la impunidad que da el hecho de creer que somos todos "del mismo palo") que yo, sabiendo que ella no podía hablar, saltaba como leche hervida, y después nos reíamos, porque yo le decía: -Nenaaaa! van a pensar que la lesbiana soy yo!.. jajjajaa

Un día casi la infarto, aunque es re joven!!.. (re linda y re femenina, te diré) porque le dije así, sin anestesia:

-Estoy haciendo un experimento con vos.
-Noooooooooooo! por favorrrrrrrrrrrrrrrr!
-Quedate tranquila, que no te voy a exponer, es un experimento ANÓNIMO... jeje

Fui eligiendo a mis amigos de toda la vida, uno por uno, (no de la escuela esa) y les fui contando su historia, paso a paso, sorpresa a sorpresa, como la fui descubriendo yo misma, y fui comprobando lo que generaba en cada uno de ellos... toooodos se emocionaban!!! hasta los más prejuiciosos, que si son amigos míos, no son TAN pacatos, obviamente. O sea, me probé yo, por ella, a ver si, como ella creía, yo era un ser "excepcional"... o a cualquier persona con dos dedos de frente y algo de sensibilidad les pasaba lo mismo, como sostenía yo.

¿Y qué resultó de todo eso?... que para mi cumpleaños, me prepararon una fiesta sorpresa lindíiiiisima, y, logrando que a mí se me caiga la mandíbula, los organizadores INVITARON A MI AMIGA, a quien no habían visto JAMÁS... (sólo sabían el nombre de pila) la integraron con tanto amor Julia, que los amé más aún!! y además, aquí había un valor agregado... porque ELLA, (mi amiga) NO SABÍA quienes de los que estaban en la fiesta, SABÍAN y quienes NO, pero fue, le puso el pecho, le creció el coraje... y yo, OBVIAMENTEEEEE, ME LLORÉ TOOOODO!!!..

Imaginate como me pegó este reenvío!!!!.. de sólo pensar que sus alumnos le hicieran un gesto así, me muero!.. no sabés con qué cuidado los trataba, como se cuidaba -aún adorándolos- de no mostrarse cariñosa físicamente, por TERROR a que alguien se entere y malinterprete!.. y no sabés CÓMO me abrió la cabeza A MÍ!!!!.. ella siempre dice que yo le cambié la vida, y yo siempre le respondo, que ella a mí, me cambió LA CABEZA!!!

Bueno, me dió ganas de compartirlo con vos.

Beso!!!