Nota del 30/11
¿El que rompe paga? El que rompe paga. Ése fue el dictamen de la mesa que improvisó Cristina de Kirchner en uno de los salones del Hotel Edén de Roma en la noche del sábado, horas antes del viaje de ayer a Portugal, dejando en la capital de Italia a casi toda la delegación que la acompañó en la visita al Papa (sólo Jorge Taiana siguió con ella a la cumbre de Portugal entre el Mercosur y los países europeos que se inicia hoy en Estoril). El debate fue entre risas, pero deja su semilla política: cuando estaba por ingresar el papa Benedicto XVI a la sala Clementina, donde se firmó el Tratado del Beagle en 1984 y ahora las recibían a Cristina de Kirchner y a Michelle Bachelet, el silencio ceremonial fue quebrado por un estruendo en el fondo del salón. Corrieron todos y encontraron al corresponsal de Clarín en el suelo y con una mano sangrante. Los camarlengos, capellanes, sacristanes y algún cierto cardenal se desentendieron de la víctima que yacía junto a un entorchado guardia suizo, también con heridas, levantando las manos y exclamando con queja angélica: «Il vaso! Il vaso!». El periodista Julio Algañaraz, un habitué de esas tenidas vaticanas, no había tenido mejor ocurrencia para sacar una foto de la entrada del Papa que subirse a un inmenso jarrón cuadrado que contenía una maceta con una palmera que no resistió a su humanidad y que estalló en pedazos. Se trata de una joya de la cerámica china, decían en la delegación argentina, de un valor incalculable que ahora nadie sabe quién pagará. O si se debe pagar. Para la delegación argentina era un atentado del monopolio al acto de exaltación de la amistad entre la Argentina y Chile, y los amanuenses del viaje fueron instruidos para no aceptar ninguna factura por ese daño ¿Deberá el periodista o su diario oblar la reparación de esa joya que, se dice, tiene centenares de años de antigüedad y que fue un regalo venido de la China? Otro dilema para las organizaciones que defienden la libertad de prensa, tan activas en revisar la suerte del oficio en el planeta Kirchner.
¿A quién se le puede ocurrir pararse sobre un jarrón?
Fuente: Charlas de quincho
ESO FUE POR SU TRABAJO,CREO QUE CLARIN DEBE PAGARLO!
ResponderEliminarLa estupidez no tiene precio.
ResponderEliminarDijo Einstein: Sólo hay dos cosas infinitas: El universo y la estupidez humana. ajajaj!
ResponderEliminarl periodista es un desubicado de aquellos!!
ResponderEliminarcomo dice gallega, tal vez los de clarin se hagan cargo, pero si se hubiera tratado de un periodista de cierto pasquin KK, seguro lo pagabamos NOSOTROS...
asi funcionan las cosas aqui y ahora, o no?
Que vergüenza!!!!!!
ResponderEliminarSe puede ser más animal?? Que pague Clarín...
y siguen los papelones oficiales!
ResponderEliminaresta para hacer un libro.
JAJAJAJA!!!!!! EL TIPO ESTABA TRABAJANDO, NO SE DIO CUENTA, COMO DICE TESSA SI FUERA OTRO MEDIO NI NOS ENTERAMOS...
ResponderEliminaral menos no se lo llevaron de recuerdo, junto con las toallas y los ceniceros...
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