Más que perder un hermano, perdí un hijo
6 de enero de 2003
Autor: Mariana Montini
Lo primero que se preguntó fue por qué. Por qué ahora que se lo veía tan bien. Eran las seis de la tarde del martes 31 de diciembre de 2002 y Soledad Silveyra (50) todavía estaba resolviendo con quién pasaría el año nuevo, cuando su hijo Baltazar la llamó al celular para darle la peor de las noticias: su hermano Máximo había muerto.
Pasaron siete días. Casi nada, si se piensa en el tiempo que lleva un duelo. Sin embargo, ella ya volvió a la actividad: el viernes 3 regresó a Mar del Plata para cumplir con las funciones de la obra Made in Lanús y después viajará a Buenos Aires para conducir el programa Gran Hermano III. "Como decimos los actores: 'el show debe continuar' -dice Solita, con la voz algo tomada, desde el teléfono de la habitación que ocupa en el hotel Hermitage-. Estoy engripada. Fue demasiado estrés. El cuerpo por algún lado tiene que estallar. Máximo fue uno de los hombres que más quise, quiero y querré en mi vida…".
Su apellido era Hopff y ella misma se había encargado de criarlo y educarlo cuando en 1970 su madre (y la de él) se suicidó. "Para los dos fue muy fuerte la muerte de mamá. El tenía apenas 8 años y yo 18. Enseguida, Máximo se transformó en mi compinche, en mi compañero, en mi consejero, en mi amigo. El otro día, Ana María Picchio (su compañera de elenco) me dijo algo muy cierto: '¿Cómo no vas a estar así si era como tu hijo?' Y de verdad siento que más que perder un hermano, perdí un hijo".
-¿Cómo hiciste para volver?
-Como te decía, el show debe continuar. Además, yo fui la única de la familia de mi madre a la que le fue bien profesionalmente, y siento, ahora más que nunca, que me debo a la gente, al público. No pude hacer Gran Hermano III porque el miércoles al mediodía lo había enterrado. No encontraba fuerzas para contener a los chicos de la casa, porque tenía que estar junto a mis sobrinos (Mateo, de 16 años, y María, de 14), los hijos de Máximo. (Revista Gente)
"Quiero saber que fue lo que pasó con mamá"
6 de julio de 2006
Soledad Silveyra piensa investigar cómo y porqué murió su madre ya que el suicidio podría no ser tal.
La vida de Soledad Silveyra ha sido siempre motivo de interés para la prensa y su público. Frontal, espontánea, sin vueltas, así es Solita, la mujer que en casi cuatro décadas de trabajo hizo más de veinte películas, protagonizó innumerables éxitos televisivos y teatrales y supo ganarse un lugar en el corazón de la gente. Será por eso que no sorprendió cuando, días atrás, la actriz que regresó a la Argentina tras protagonizar la versión mexicana de “Amor en Custodia”, reveló que aprovechará la gira teatral que hará con la obra “Hasta aquí llegó mi amor” para volver a La Rioja, la tierra donde hace años su madre murió tras un confuso episodio.
En aquel entonces Solita estaba trabajando en Buenos Aires y recibió la noticia de boca de sus dos grandes afectos: su hermano Máximo, y su abuela “mamá Sole”, que fue quien los crió. “Mamá estaba viviendo en una chacra a la que había querido irse con mamá Sole y mi hermano menor, Máximo. Y un día algo en ella cedió más allá de toda comprensión y se pegó un balazo”, confesaba entonces la actriz intentando explicar un hecho que iba más allá de toda comprensión. “Mi mamá tomaba pastillas para todo: cuando se levantaba, durante el día, al acostarse. Todo el tiempo las tomaba y muchas veces con alcohol. Era un ser muy especial y con una gran dignidad, pero creo que nunca terminó de saber qué quería y pagó el precio de eso con profundas depresiones”, afirmaba.
Con semejante cuadro de fondo no había lugar para dudas y el hecho quedó caratulado como suicidio. Sin embargo, hace un tiempo Soledad Silveyra comenzó a recibir algunas versiones que indicarían que la muerte de su madre habría sido la consecuencia de un accidente con un arma de fuego.
Pero desentrañar semejante secreto no será nada fácil. Es que los dos únicos testigos de ese episodio, su hermano Máximo y su abuela, han muerto. Y el cuerpo de su madre fue cremado.
En diálogo telefónico con Semanario, y tras terminar uno de los ensayos de la obra de teatro de Paco Hasse que llevará al interior del país junto a Raúl Rizzo, la actriz confirma los rumores que ella misma reveló en la entrevista con Jaime Bayly en “Tendencia” (Canal 9) . “Es cierto que me llegaron versiones que indican que todo habría sido producto de un accidente y la verdad es que lo dije porque me ganó el impulso. La verdad es que no sé si quiero seguir hablando de este tema públicamente. Yo sé que a la gente le interesa porque me tiene cariño y por supuesto que voy a intentar saber qué pasó realmente, pero como es un tema muy doloroso prefiero encontrar las respuestas en la intimidad”, explica visiblemente dolida y consciente de que este secreto guardado celosamente por años en el seno de la familia es, en definitiva, un reto más de los tantos que tuvo que sortear a lo largo de su vida.
Ya de pequeña Soledad sufrió en carne propia el abandono y tuvo que sacar fuerzas para hacer frente a la adversidad a la edad en que muchas chicas todavía jugaban con muñecas. “Tenía 12 años cuando tuve que ir a Plaza Lavalle a vender mis revistas mexicanas para poder comer”, describe a menudo dando cuenta de una infancia complicada que supo marcarla a fuego.
Sus padres se habían separado cuando ella tenía un año y medio y, aunque los dos rehicieron su vida, cuando su madre volvió a quedar sola la familia de Soledad quedó conformada por su mamá, su abuela y su hermano menor. Y las penurias económicas no tardaron en llegar.
Por entonces, Soledad pasaba sus tardes jugando a ser actriz sin saber que estaba frente a la que se convertiría en su profesión, y su medio de vida. “Con Máximo yo armaba frente al espejo del baño mis pequeños psicodramas de la infancia”, confiesa.
Unos años después, tras ser descubierta por Zelmar Gueñol debutó en el viejo canal 11 junto a María Aurelia Bisutti y Susana Rinaldi, saltó al teatro y, con apenas 15 años, se convertiría en la niña mimada de la pantalla y en el principal sostén económico de su golpeada familia. “A los 15 pude comprar los muebles de mi hogar. Fue un gran momento aquel. Ahí me hice adulta”, recuerda.
Tres años más tarde se casó con José Jaramillo, el padre de sus hijos Baltazar y Facundo, el hombre con el que compartió diez años de su vida y con el que todavía, de mutuo acuerdo, sigue casada, ya que nunca se divorció legalmente. “Me casé con él a los 18 años. Fuimos una buena pareja. Si yo hubiera tenido la edad y la experiencia de ahora, tal vez hubiera defendido más la pareja intentando salvar el matrimonio”, asegura.
Después de su separación Soledad se recluyó en sus afectos, volvió a vivir con su abuela y tuvo unos cuantos amores fugaces y no tanto. El último de ellos con Mariano Franco, un técnico bastante menor que ella al que conoció trabajando.
Sin embargo, mientras continúa trabajando incansablemente y se prepara para encarar un nuevo protagónico bajo las órdenes de Enrique Estevanez, quien la convocó para ser la pareja adulta, con Raúl Taibo, en su nueva telenovela, queda claro que nada ni nadie es más importante para ella que su familia, ese pequeño círculo de afectos del que supo ser un pilar insustituible y que ahora la enfrenta a un nuevo desafío, el de saber qué ocurrió realmente con su madre en aquel día de junio de 1979. Parece ficción, pero no lo es. (Revista Semanario)
Doy fe de la triste y complicada existencia de Soledad Silveyra. Conocí mucho a su padre y estaba al tanto de toda su vida. Tiempo atrás ya he hablado del tema en profundidad...
SU TIO ZELMAR GUEÑOL LA INICIO EN LO ARTISTICO,COMO MNUCHAS VIDAS ,MUY TRISTE.
ResponderEliminarAdoro a Solita¡,como actriz,como persona,todo en ella me cae bien.Nunca se la creyò.Una laburante del escenario,muy lejos de las machietas que pululan por ahì,hasta con sèquito¡¡Grande Solita¡
ResponderEliminarque vida triste tuvo, y tras estos golpes, hace poquito fallecio Jaramillo.
ResponderEliminarpero afortunadamente tiene a sus dos hijos y a los nietos.
Y, TAAAAN TRISTE NO FUE, YA QUE TUVO UNOS CUANTOS AMANTES,
ResponderEliminarTODOS PERDIMOS SERES MUY QUERIDOS Y SEGUIMOS ADELANTE,
NO ES CRITICA, SOLO PONER LAS COSAS EN SU LUGAR...