Esto recién comienza...

Por Jorge Rial

Las viudas de Clarín

Fue como pisar un hormiguero. Nunca sospeché que una columna que intentaba hablar del hoy, pegara tan fuerte en el ayer. De pronto, sugerir que los colegas del suplemento de espectáculos de Clarín se “comían los mocos” ante los poderosos, se convirtió en un pecado capital.

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Sólo intenté reflejar que, de pronto, los benditos numeritos del rating desaparecieron de las páginas del diario cuando el canal se despertó de su corto sueño de ser primero. Como el gobierno con el Indec, en Clarín decidieron eliminar la realidad de Ibope horas después de poner con énfasis la lupa en la caída de audiencia de los ciclos de Tinelli.

Con saña, se aprovecharon para poner en una tipografía más grande el primer traspié del hombre menos querido por la calle Piedras. Inmediatamente llegó el correctivo, como en pleno mundial del 2006, cuando se debieron encolumnar como corderitos detrás del hombre que puso primero a la emisora del solcito.

No había intención de desprestigiar a los periodistas del suplemento. Sólo relatar una verdad más que evidente. Lo que nunca sospeché es que Jorge Santos, reconocido ex jerarca del grupo Clarín, se convirtiera en vocero no oficial de los periodistas.

Con una virulencia inusitada se puso el traje de viuda de la vieja época del multimedio. Ataca sin piedad a Lucio Pagliaro, Héctor Magnetto y Marcelo Tinelli. Asegura que ellos destruyeron la imagen de Canal 13 con la contratación del conductor. Pero vayamos por partes. Santos, quien abandonó la dirección de Mitre ante la explosiva aparición de Radio 10, asegura que los periodistas de Clarín no pueden publicar lo que piensan por riesgo de ser despedidos. Que reciben presiones directas de Pagliaro, Magneto y hasta del propio Marcelo. En definitiva, que en el diario que promueve el periodismo independiente la censura sería moneda corriente.

Lo asegura un hombre que convivió durante varios años en el interior del monstruo mediático. Quien, tal vez, en su rol de director de Radio Mitre en algún momento la habrá ejercido bajo la misma presión que denuncia. Es claro que no pido que los periodistas se inmolen y renuncien. Pero si buscan todo el tiempo ética y moral en el afuera, no sería una mala medida que den el ejemplo no aceptando las supuestas presiones.

De otra manera todo lo que se escriba en el suplemento está teñido de sospechas. También reivindica a Hugo Di Guglielmo y me llama ruin por atacarlo. Sólo destaco que el hombre impuso el segundismo en un grupo acostumbrado a ganar.

Tal vez Santos, hombre a quien respeto, no conozca el dato de que su amigo y otro de los viudos de la vieja guardia, alguna vez convocó personalmente a Tinelli para que se incorporara a la emisora. Al mismo que hoy acusan de haber destruido la imagen del 13. Le recuerdo también a Santos, que el mismo Di Guglielmo tuvo un pequeño pero improductivo paso por América y en uno de sus primeros actos fue pedir mi cabeza. Se lo refresco cuando señala que me meto con el pan de la gente. Por suerte, su asesoramiento duró muy poco pero fue el puntapié inicial para los problemas que hoy sufre América en materia de programación.

Desconozco las internas del grupo Clarín. No sé si quien pierde no es el Canal sino Lucio Pagliaro y Adrián Suar, como afirma con vehemencia. Al primero ni siquiera lo conozco y el Chueco es mi amigo. Indudablemente Jorge Santos sabe mucho más y lo demuestra en su columna donde aprovechó mi opinión para destilar cierta bronca personal que sirve para desnudar las feroces internas del multimedio y la supuesta censura que se ejercería sobre los periodistas del diario.

No sé si Santos habla como vocero de los que no lo pueden hacer. De ser así les ofrezco cualquiera de los medios que están a mi alcance (Intrusos, Primiciasya.com y Paparazzi) para que los imputados, como a usted le gusta exagerar, den a conocer su opinión. Libremente. A favor o en contra de los productos de Marcelo Tinelli, a quien sólo me une una amistad que no implica pelearme con él la mayoría de las veces. Lo que sí me acerca al conductor es una manera de hacer televisión y que la gente de espectáculos de Clarín desprecia cada vez que puede.

La misma manera que usted enarbolaba cuando Radio Mitre era primero y que un día Radio 10 se lo robó para no devolvérselo nunca más. Yo lo recuerdo muy bien porque estaba en ese momento en la calle Uriarte festejando ese hecho histórico. Lamento si existe la censura en Clarín como usted sugiere abiertamente. Me gusta que discutamos de esta manera. Con respecto a defender la dignidad y las ideas con una renuncia, eso queda en la conciencia de cada uno.

Lo que sí le aseguro es que aquí hay un espacio para expresarse como quieran. Es más, le ruego a Jorge Santos que lo siga haciendo para ir descubriendo la otra cara del multimedio más poderoso del país. No me olvido que pasan los presidentes y Clarín siempre queda. Ojalá que su respuesta no quede sólo en un brote de bronca y siga contando lo que sabe. Sería bueno que conozcamos una verdad que él la sabe como nadie. Me alegra que mi columna haya servido para iniciar un debate más que interesante sobre el periodismo independiente. Qué paradoja, desde un medio frívolo. Que no se corte.

Continuará... ¿Continuará...?