Los lectores de La Ventana dicen... (II)

"Quisiera que mis palabras no expresen bronca, porque en realidad lo que siento es dolor.
Mi Argentina me duele. Y mucho.
Y no es por mi ideología, pues políticamente carezco de ella, sino por lo que ciertos personajes representan o garantizan.
Hablando hace unos días atrás con una persona que defiende el modelo “k”, con enfado repetía: “Ojalá gane Macri para que le estalle el país y de una vez por todas desaparezcan él y su gestión”
Error señor.
Como cualquier argentina de bien quiero que mi país crezca y que el desarrollo llegue a todos los argentinos, precisamente, de bien.
Pero esa tormenta que se cierne sobre este territorio extensísimo, con una idiosincrasia compleja y una sociedad herida no va a recaer en nuestro actual presidente, sino en nuestro próximo presidente, al cual consideraré así a partir de Diciembre a pesar de no haberlo votado. Porque será el presidente de todos los habitantes de este suelo. (Y estoy convencida de que Macri le va a entregar los atributos que definen su investidura como corresponde y no de la forma que atestiguamos hace cuatro años atrás).
Pero a lo que quiero referirme con estas breves palabras es básicamente a que los números de esta elección y por lo tanto la representatividad que otorgan los votos ciudadanos que la materializaron resultaron, si se quiere, más parejos de lo anticipado. Es decir que Cambiemos va a resultar una oposición contundente y rotunda con la cual va a hacer falta negociar, consensuar, renunciar, maniobrar. El Poder Legislativo va a estar amarillo en casi su mitad y la justicia atenta en la misma proporción. Y ahora otros deberán morder el polvo y observar casi con incredulidad como se entorpecen patrióticamente ciertas decisiones.
Error señor.
La república se salvó: millones de argentinos seguimos confiando en la institucionalidad y en las buenas intenciones y en las obras monumentales que se realizaron más allá de las deficiencias y errores dignamente admitidos.
Millones de argentinos que seguiremos fiscalizando, que oportunamente copamos la calle en los momentos libres, que nos hicimos escuchar más allá del “sí se puede”, que sostuvimos con decencia el mismo propósito.
Error señor.
Nosotros estamos vivos, enteros, íntegros y fortalecidos.
Ya no nos van a embaucar tan fácilmente, estamos advertidos. La república y las instituciones son innegociables.
Criticaban de Macri que carecía de experiencia pues intentaba manejar un país como una empresa. Al menos él manejó empresas, un club como Boca, y la CABA. De gestión conocía, y bastante. Deberemos ahora sostener al inexperto que habiendo administrado sólo su propia economía doméstica se hará cargo de golpe de estas cuestiones trascendentales y colosales. Pero allí estaremos por un país mejor.
Al rejunte de egos, señores feudales, hipócritas, bien intencionados y otras yerbas (intentando con todo mi esfuerzo ser cautelosa en la calificación) al que le va a tocar gobernar por estos cuatro años, la cosa no les va a resultar sencilla con total honestidad. No se vanaglorien ni celebren tanto. Va a resultar difícil, máxime aún con millones de ciudadanos activos y despiertos.
Error señor.
Esos millones somos los que ansiamos una Argentina libre de delincuentes, de patoteros, de eternos habitantes del pasado, de holgazanes y de vividores. Existimos, estamos, somos muchos, demasiados. Y tenemos la convicción.
Por ello insisto en que no hablo desde la bronca, sino desde el dolor.
El dolor de la interrupción. Pero, como a toda acción le corresponde una reacción, siempre existe una oportunidad universal que se agiganta con el aprendizaje y las experiencias.
Estamos. No nos vamos a mover de nuestro sitio. Atestiguaremos. Cuestionaremos. Y esta vez nos rebelaremos.
Error señor.
La esperanza aún nos conmueve, nos enaltece y nos moviliza a los que soñamos con un país mejor."

Anónimo en la entrada "¡UNA PERLITA DE DONALD TRUMP! MAGISTRAL DISCURSO A..."