Máximo: encontraron un joystick de playstation en el techo en Olivos. Y también, el estilo Macri...

Estilo Macri: trabajo de 8 a 20, la historia de Roma y las pinturas con Antonia

En Jujuy. Macri, el sábado, junto a su hija Antonia.

Mauricio Macri entreabrió la puerta del baño y se asomó para observar si ya estaba lista su próxima audiencia. Quien lo aguardaba en la mesa redonda que suplantó a la rectangular que utilizaba Cristina, se sorprendió: nadie espera ver a un presidente con el cepillo de dientes cruzado en la boca. Una imagen fuera de cualquier protocolo, que seguramente hubiera celebrado su asesor ecuatoriano, Jaime Durán Barba, para quien el Presidente debe comportarse siempre como “un tipo común y corriente” porque eso lo aleja de la imagen de “semidioses” que tenían los líderes políticos del siglo XX. Macri salió del baño con su ya clásica camisa celeste, sin saco ni corbata, un look casual que ya empleaba como jefe de Gobierno pero que terminó de imponer entre sus ministros: es difícil ver a alguno de sus funcionarios con corbata. El Presidente, en palabras de su asesor ecuatoriano, debe trabajar ahora más que antes para que cualquiera que hable con él lo sienta cercano. “¿Vos me ves cambiado? –suele preguntar a quienes lo visitan–. Nadie me cree, pero yo voy a seguir siendo el mismo como presidente”.

Macri ya no tiene bombones a mano para calmar la ansiedad. Hasta hace muy poco podía comerse una caja entera. Pero desde que se fisuró una costilla y dejó de hacer deporte, su esposa le pidió que cuidara la imagen. Ahora tiene una caja de alfajores Cachafaz sobre la mesa: “Tomá, agarrate uno así no engordo”, ofrece a quienes lo visitan.

El estilo Macri Presidente corre de 8 a 20. “La política hasta las 2 de la mañana se terminó”, ha ordenado. Macri empuja a sus ministros a volver a una hora prudente a sus casas para estar con la familia. Puede dar fe la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley: “No te podés perder el crecimiento de tus hijos. No hagas como hice yo con los más grandes”, le sugirió. El Presidente le cuenta a todos que quiere llegar a su casa con Antonia despierta. La nena lo espera para pintar juntos libros infantiles. “Pintando con ella bajo a tierra”, le dice a sus íntimos. A veces también la baña.

La lectura llega antes de dormir. “Es increíble pero desde que soy presidente tengo más tiempo para leer”, sorprende a sus interlocutores. El Presidente está leyendo la historia de Roma –su ciudad favorita– a través de la vida del emperador Octavio Augusto ¿Cómo es posible que ahora tenga más tiempo para leer? Uno de sus principales voceros lo explica así: “¿Sabés lo que fue para él vivir todos estos años con el Estado operando en contra?”. Un dato: desde que es Presidente, dejaron de llegarle sobres anónimos con las desgrabaciones de sus conversaciones privadas.

Parte de la rutina presidencial se trasladará a la Residencia de Olivos a fines de febrero. Macri le concedió a su mujer, Juliana Awada, el deseo de acondicionarla a su gusto. En las últimas semanas, a la par de arquitectos y diseñadores de interiores, la secretaría General hizo una auditoría. El relevamiento arrojó resultados muy curiosos. lÁrboles caídos que obstruían caminos, un lago con agua podrida, canchas de tenis de polvo de ladrillo cubiertas con yuyos, paredes con humedad y matafuegos vencidos en 2013. Y una aún más curiosa: quienes hicieron la requisa en la que era la casa de Máximo Kirchner encontraron un joystick de playstation en el techo.

Mientras la Residencia se pone a punto, Macri pasa los fines de semana en la quinta Los Abrojos, en Malvinas Argentinas. Allí, en reserva, también suele recibir a funcionarios o aliados como Elisa Carrió. Con Sergio Massa, con el que ayer se mostró en Jujuy, no se ve pero chatea seguido. “Sergio se dio cuenta en Davos de que la Argentina perdió 10 años. No es que porque Cristina no iba a Davos el mundo decía: ‘no hagamos nada que Argentina no viene’. Los países avanzaban igual y nosotros quedábamos afuera”, le oyeron decir a Macri varios ministros después de la última reunión de Gabinete.

Macri también muestra especial afecto por Juan Manuel Urtubey, el gobernador de Salta, del que Massa es muy amigo. En el oficialismo ubican a ambos al frente de la renovación peronista.

¿Y Daniel Scioli? Aunque Macri sigue apelando a su maestra de meditación una vez por semana, no ha podido curar sus rencores con el exgobernador por la virulencia de la campaña. No le augura destino político. “Quedó muy pegado a lo peor de los K. No lo veo”, confiesa cuando alguien le saca el tema.

Fuente: Clarín