La conexión militar de Schoklender - Bonafini

La relación entre el Gral. Milani y la ex Ministro de Defensa Nilda Garré es bastante conocida; juntos elaboraron una serie de objetivos, como ascensos, retiros, compra de materiales para la fuerza y un “aparato de inteligencia” desarrollado de acuerdo con las necesidades propias y con la capacidad de influir sobre los medios, políticos, empresarios y la cúpula castrense.

La política kirchnerista está basada en la transversalidad y esto hace que cada sector afín se maneje de manera casi independiente. Sólo se unifican en la suma de apoyo incondicional a las políticas que ordena la Presidente de la Nación (más específicamente la mesa chica de influyentes aduladores que la mantienen aislada de la realidad). Es por esto entendible que Garré, quien mantuvo a los militares bajo su férrea bota, fuera cambiada hacia el creado Ministerio de Seguridad, hecho éste que dejó a la deriva sus planes con Milani y a éste a merced de los enemigos que quieren su cabeza para colgarla de “una pica en la Plaza de Mayo”.

Pero aún separados en lo formal, la dupla sigue trabajando en el logro de aquellos asuntos oscuros que beneficien al Gobierno Nacional y a ellos mismos. Resumiendo, diríamos que dentro de los compartimientos estancos con los que se maneja el gobierno, la dupla se encarga de las tareas de inteligencia “subrepticia” que la SIDE no quiere o no puede realizar.

Los hechos

El pasado lunes 23, Hebe de Bonafini, al tanto del inminente escándalo en torno a su mano derecha, el parricida Sergio Schoklender, se dirigió al despacho del Subjefe de Estado Mayor y Director de Inteligencia, General César Milani. La reunión entre ambos se produjo previo llamado de la Ministro de Seguridad, Nilda Garré, ante la irritación que habría manifestado CFK al conocer, por informes de la SI (ex SIDE), que el destape del caso Schoklender era cuestión de horas. Esto hizo que la Presidente bajara del Tango 01 a la titular de las Madres, que debía acompañar a Cristina en esa gira. Es más, nuestra fuente nos aseguró que la elección de Filmus para la Capital fue producto de este caso y de la relación de Boudou con Hebe, ya que ambos están seriamente comprometidos, al igual que el Ministro De Vido y su esposa. El escándalo es tan grande que abarca no sólo a funcionarios nacionales sino a gobernadores y su núcleo en varias provincias. Al decir del informante, la operatoria se realizaba más o menos así. Una versión consigna una posibilidad todavía más grave: que el producido por ciertas operaciones de narcotráfico habría sido lavado en el holding de la construcción dirigido por Las Madres. Coincidentemente, también se comenta que Milani operó sobre los mandos de las FFAA para postergar la radarización de las fronteras cumpliendo un pedido de Garré. A modo de ejemplo del lavado, una casa construida por la Fundación tenía un costo de alrededor de cien mil pesos y el gobierno giraba doscientos cincuenta mil por cada una, es decir, un ciento cincuenta más. Pero además, otro porcentaje era girado a los gobernadores que tenían pistas clandestinas en su territorio. El escándalo estalló cuando uno de los contadores de Hebe le alertó sobre una capilla y una comisaría que se construyen en un barrio de la ciudad de Rosario a valor de 25.000.000, cada uno de los locales. Pero Bonafini se habría empecinado en seguir adelante con esos números.

Retomando el tema de la reunión con la titular de las Madres en el edificio Libertador, estuvo rodeada de una serie de medidas de contrainteligencia para evitar que trascendiera. A modo de ejemplo se puede decir que la oficina del Sub Jefe del Ejército está en el 5to piso y la reunión se hizo en el 7mo. Lo que sucede es que Milani mantiene los dos cargos y los asuntos no oficiales los lleva a cabo en el 7mo, lugar que está “limpio”, es decir, libre de micrófonos, cámaras y demás aparatos de escuchas. Sin embargo, no se pudo evitar que fuentes militares deslizaran que el general habría asesorado a la empresaria de la construcción acerca de cómo influir económicamente sobre algunos medios para evitar que el escándalo tomara vuelo. También se habría hablado -según las mismas fuentes- sobre el apoyo que recibirían las Madres por parte de la central de inteligencia semi clandestina montada por Milani para funcionar como una SIDE paralela, al servicio de las operaciones decididas por la Casa Rosada. También trascendió que el ambicioso general habría recibido dinero de la ONG de Bonafini para algunas obras en dependencias militares, de las cuales el Inspector General Mario Gabriel Dotto no quiere hablar.

¿Hacia un escándalo militar?

Milani, después de haberse convertido en el amo y señor del Ejército, no pasa por su mejor momento. Sus presiones a varios generales y apoyo para ascender a ciertos coroneles aumentaron su desprestigio. Su imagen empeoró aún más a partir de que trascendió su participación en la compra de propiedades con fondos reservados y en el alquiler -a través de terceros- de viviendas en Las Cañitas, algunas de las cuales funcionarían como departamentos de solteros. Para mantener aceitado el apoyo del grupo de oficiales que lo secundan, Milani vendría organizando en los últimos meses asados, salidas nocturnas, torneos, etc. La comisión directiva de este selecto club estaría compuesta -además de Milani- por sus adláteres, los generales Jorge Luis Motta, Director General de Personal y Bienestar, José Eduardo Demaría, Director Antártico, y Luis María Carena, Director de Remonta y Veterinaria y figura clave en el esquema de poder militar, porque representa a su amigo, el poderoso Carlos Zannini.

Por su parte, el Ministro de Defensa Arturo Puricelli ha sido hasta ahora un simple observador de estos hechos. Pero habría indicios de que la situación puede cambiar. En su sorda lucha contra Garré-Milani, Puricelli estaría acumulando aliados en el kirchnerismo para desplazar a aquél y su grupo, pasándolos a retiro. Pero tal vez, antes de que eso ocurra, podría desencadenarse un nuevo escándalo. Milani podría ser citado por la Justicia Federal de La Rioja por el caso del asesinato del obispo Enrique Angelelli, ocurrido en agosto de 1976. De acuerdo a una versión, el Jefe de Inteligencia del Ejército correría el riesgo de ser imputado cuando menos como encubridor del hecho.

Las señales que indican un posible colapso del grupo Milani animarían, por otra parte, a su rival, el general Mario Gabriel Dotto, Inspector General del Ejército, a prepararse para disputar a fin de año la Jefatura del Estado Mayor, con el apoyo de un pequeño grupo de oficiales.

Pero la pulseada entre ambos para quedarse con la conducción de la fuerza que hoy detenta el general Luis Alberto Pozzi sería entonces apenas un reflejo de la interna entre Garré y Puricelli.

Fuente: Informador Público