Ranking de picasesos

Son insistentes e impulsivas. Protagonizan escándalos pero no les importa quedar mal paradas. Perfil psicológico y casos resonantes.

1º) Evangelina Anderson. Según su suegro, interrumpe los entrenamientos de su marido –Martín Demichelis– con sus llamados. Ella dice que lo hace para “transmitirle paz”.

2º) Amalia Granata. No para de hablar de su ex, el “Ogro” Fabbiani. Violento y mal padre son algunas de las acusaciones que le hace. Su última denuncia podría llevarlo a la cárcel.

3º) Mercedes Sarrabayrouse. Amenaza a su marido, Eduardo Celasco, en público. Fue protagonista de un episodio violento en contra de la supuesta amante. No parece resignarse al final.

"Yo lo llamo todo el tiempo a Martín para transmitirle paz”, se justificó Evangelina Anderson, cuando la consultaron a propósito de los dichos de su suegro, Juan Carlos Demichelis, padre del defensor de la Selección. En un programa de televisión, el hombre había declarado, pocos días antes, que su nuera era una “picasesos”, capaz de volver loco a su hijo llamándolo cada 5 minutos. El término, contundente y certero, describía con eficacia una conducta bastante habitual entre ciertas famosas. La habilidad para imponer su presencia o su poder a sus parejas, ex parejas o miembros de su familia, sin medir las consecuencias.

A Anderson, con un escaso historial de escándalos, la indiscreción de su suegro la obligó a dar explicaciones sobre hábitos que, hasta entonces, eran privados. “También me dice ‘estampita’, porque vivo pegada a Martín”, explicó Evangelina. Y trató de restarle importancia al asunto alegando que Juan Carlos era muy bromista.

Obsesiones. Pero no todas las “picasesos” tienen la misma actitud. Lejos de minimizar el impacto de un escándalo, muchas lo provocan para llamar la atención del objeto de su afecto (o de su ira).

La última escalada en la batalla de Amalia Granata vs. Cristian “Ogro” Fabbiani, consistió en una denuncia por “delito de insolvencia alimentaria fraudulenta”. En la misma, alerta sobre la existencia de bienes como un Audi3 y una camioneta Hummer, que Fabbiani habría ocultado a la Justicia. Perfectamente ventilada ante los medios, la denuncia suscitó una violenta discusión en vivo con su ex pareja. A esta altura de los acontecimientos, a todos nos queda claro que el “Ogro” no es ninguna maravilla. Pero Granata (que no parece tener demasiada fe en la Justicia) está decidida a perseguir al hombre hasta el fin de sus días. Si el reclamo por la manutención de su hija es justo, ¿cuál es el sentido de recordarle a la audiencia, todas las semanas, que Fabbiani es irresponsable, mentiroso, mal padre y violento?

Para el médico psiquiatra Walter Ghedin, autor del libro “Tipos que huyen”, esta clase de personas “obedecen a un patrón de dependencia activa. No esperan a que los demás satisfagan, con sus propios tiempos, sus necesidades. Ellas se imponen para lograrlo, porque no soportan la sensación de vacío”. Las estrategias para conseguir lo que necesitan son muy variadas y van desde la amable seducción, hasta la insistencia, las actitudes posesivas y la violencia. “Su necesidad es imperiosa. Por eso no reflexionan”.

El camino de la agresión fue el que eligió Mercedes Sarrabayrouse para retener a su marido, Eduardo Celasco. Seguramente, mucho antes de la paliza que le propinó en público a su supuesta amante, Victoria Rodríguez (alias, “melliza Petardo”) su labor de “picasesos” incluyó persecuciones y chantajes afectivos varios. Pero la presión no parece surtir efecto. Recientemente, viajaron a Sudáfrica cada uno por su lado. Como si ya no pudieran compartir, ni siquiera, el mismo espacio.

Con mejor fortuna, Carolina “Pampita” Ardohain rescató a su matrimonio con Benjamín Vicuña, a los golpes, de las garras de Isabel Macedo. Cuando le piden aclaraciones sobre el tema, ella se defiende diciendo que su familia es su prioridad. “Estoy dispuesta a seguir a mi marido a donde sea”, declara. Una auténtica “estampita”, en términos de Juan Carlos Demichelis. “Las mujeres dependientes ponen siempre el acento en los otros. Y tienen que aprender a ser más introspectivas. A no sufrir cuando no son el centro de atención”, concluye Ghedin.

Presión familiar. Pero la acción “picasesos” no se ejerce sólo sobre la pareja. Diego Maradona, por ejemplo, es un maestro enfrentando con elegancia el acoso de las mujeres a su alrededor. Su hija Dalma lo llama por teléfono en cualquier momento, aún en el medio de una entrevista. Le hace reportajes para su programa, le indica cómo vestirse y censura sus relaciones afectivas. Hasta logró que su novio sea vocero de la Selección. Un atenuante para ella es que junto con su hermana, durante mucho tiempo, fueron las únicas que lograban frenar los excesos de Diego. Pero ya empieza a ser tiempo de que se ocupen de propias existencias. “Get a life”, dice el dicho norteamericano. “Conseguite una vida”, sería una traducción aproximada. El mejor consejo que puede recibir una picasesos.


Fuente: Noticias