lunes, 5 de septiembre de 2016

Francisco declaró Santa a la Madre Teresa de Calcuta, peroooo...


Pero no todos ven su lado "bueno". Hay muchos que piensan distinto 

Si alguien creía que todo en la madre Teresa es digno de una santa, el escritor Martín Caparrós, después de visitar su tierra natal, se explaya en el lado malo de la mujer buena que el mundo creyó conocer. (Soho)

Por qué detesto a la madre Teresa de Calcuta

Por Martín Caparrós

Algo me molestó desde el principio. Llegué al moritorio de la madre Teresa de Calcuta, en Calcuta, sin mayores prejuicios, dispuesto a ver cómo era eso, pero algo me molestó. Primero fue, supongo, un cartel que decía "Hoy me voy al cielo" y, al lado, en un pizarrón, las cifras del día: "Pacientes: hombres: 49, mujeres: 41. Ingresados: 4. Muertos: 2". En el pizarrón no existía el rubro "Egresos". En el moritorio de la madre Teresa, su primer emprendimiento, la base de todo su desarrollo posterior, no hay espacio para curaciones.

La señorita Agnes Gonxha Bojaxhiu, también llamada Madre Teresa de Calcuta, consiguió en sus últimos veinticinco años una fama y un apoyo internacional extraordinarios. Le llovieron medallas, donaciones, premios, subvenciones, todo tipo de dinero para que ayudara a los pobres del mundo. La señorita Bojaxhiu nunca hizo públicas las cuentas de su orden pero se sabe, porque ella se jactó de eso muchas veces, que fundó, con ese dinero, alrededor de quinientos conventos en cien países. Pero no fundó una clínica en Calcuta.
Hay un par de ideas fuertes detrás de todo eso. Sobre todo, la idea de que la vida —ellos dirían "esta vida", como si hubiera muchas— es un camino hacia otra, mejor, más cerca del Señor: si no fuera así, a nadie se le ocurriría dedicarse a que esa gente muriera mejor y, quizás, en cambio, pensarían en mejorar sus vidas. Y la idea de que el sufrimiento de los pobres es un don de Dios: "Hay algo muy bello en ver a los pobres aceptar su suerte, sufrirla como la pasión de Jesucristo —dijo la madre Teresa—. El mundo gana con su sufrimiento".
Por eso, quizás, la religiosa les pedía a los afectados por el famoso desastre ecológico de la fábrica Union Carbide, en el Bhopal indio, que "olvidaran y perdonaran" en vez de reclamar indemnizaciones. Por eso, quizás, la religiosa fue a Haití en 1981 para recibir la Legión de Honor de manos de Baby Doc Duvalier —que le donó bastante plata— y explicar que el tirano "amaba a los pobres y era adorado por ellos". Por eso, quizás, la religiosa fue a Tirana a poner una corona de flores en el monumento de Enver Hoxha, el líder estalinista del país más represivo y pobre de Europa.
Pero quizá no fue por eso que salió a defender a Charles Keating. Keating era un buen amigo de los Reagan —que recibió a la religiosa más de una vez— y uno de los mayores estafadores de la historia financiera norteamericana: el fulano que se robó, por medio de una serie de maniobras bancarias, 252 millones de dólares de pequeños ahorristas. Keating le había donado a la religiosa 1.250.000 dólares y le solía prestar su avión privado. Cuando lo juzgaron, la religiosa mandó una carta pidiendo la clemencia del tribunal para "un hombre que ha hecho mucho por los pobres". Fue enternecedor. Pero cuando el fiscal le pidió que devolviera la plata que Keating le había dado —robada a los pequeños ahorristas—, la religiosa no se dignó contestar nada.
En el moritorio de Calcuta, la sala de los hombres tiene quince metros de largo por diez de ancho. Las paredes están pintadas de blanco y hay carteles con rezos, vírgenes en estantes, crucifijos y una foto de la señorita también llamada madre con el papa Wojtyla. "Hagamos que la iglesia esté presente en el mundo de hoy", dice la leyenda.
En la sala hay dos tarimas de material con mosaicos baratos, que ocupan los dos lados largos: sobre cada tarima, quince catres; en el suelo, entre ambas, otros veinte. Los catres tienen colchonetas celestes, de plástico celeste, y una almohada de tela azul oscuro; no tienen sábanas. Sobre cada catre, un cuerpo flaco espera que le llegue la muerte.
El moritorio de la madre Teresa está al lado del templo de Khali y sirve para morirse más tranquilo, dentro de lo que cabe. La madre Teresa lo fundó en 1951, cuando un comerciante musulmán le vendió el caserón por muy poco dinero porque la admiraba y dijo que tenía que devolverle a dios un poco de lo que dios le había dado. Desde entonces, los voluntarios recogen en la calle moribundos y los traen a los catres celestes, los limpian y los disponen para una muerte arregladita.
—Los de las tarimas están un poco mejor y puede que alguno se salve.
Me dice Mike, un inglés de 30 con colita, tipo bastante freakie, que se empeña en hablarme en mal francés.
—Los de abajo son los que no van a durar; cuanto más cerca de la puerta, peor están.
En la sala se oyen lamentos pero tampoco tantos. Un chico —quizás sea un chico, quizás tenga 13 ó 35— casi sin carne sobre los huesos y una bruta herida en la cabeza grita Babu, Babu. Richard, grande como dos roperos, rubio, media americana, maneras de cura párroco en Milwaukee, comprensivo pero severo, le da unos golpecitos en la espalda. Después le lleva un vaso de lata con agua a un viejo que está al lado de la puerta. El viejo está inmóvil y la cabeza le cuelga por detrás del catre. Richard se la acomoda y el viejo repta con esfuerzo para que le cuelgue otra vez.
—Este está muy mal. Entró ayer y lo llevamos al hospital pero no lo aceptaron.
—¿Por qué?
—Por dinero.
—¿Los hospitales no son públicos?
—En los hospitales públicos te dan cama para dentro de cuatro meses. No sirve para nada. Nosotros tenemos una cuota de camas en un hospital privado cristiano, pero ahora las tenemos todas ocupadas, así que cuando fuimos nos dijeron que no. Acá no estamos en América; acá hay gente que se muere porque no hay cómo atenderla.
Richard me cuenta sobre uno que entró hace un mes con una fractura en la pierna: no lo pudieron atender y se murió de la infección. Y está dispuesto a seguir con más casos. Parece que acá no es tan raro que alguien se muera antes de los últimos esfuerzos.
—No podemos curarlos. No somos médicos. Tenemos un médico que viene dos veces por semana, pero tampoco tenemos equipos ni ciertos remedios. Lo que hacemos es confortarlos, cuidarlos, darles afecto, ofrecerles que se mueran dignamente.
Hay algo que me suena raro en todo esto. Richard le acaricia la cabeza al que insiste en colgarla; más allá, Mike le sostiene la mano a uno con un vendaje que le atraviesa el pecho. Los acompañan: no tienen un idioma común así que no pueden hablarse, o quizás no ganarían nada con hablarse. Richard va a buscar una sábana para tapar al viejo de cabeza colgante. Hace solo 35 grados y el viejo tiene frío. En Chicago, Richard estudia Medicina, pero ahora dice que no sabe si va a poder volver a soportar aquello. Y dice que tampoco podría soportar esto todo el tiempo, pero que no soportaría ser doctor y no atender a estos tipos. A veces llega un punto en que soportar es muy difícil. Richard es un Clark Kent buenazo con mentón imponente y es muy católico, familia de irlandeses, y dice que dios le va a decir qué hacer.
—O sea que no hay ninguna posibilidad de que lo atienda un médico.
—No.
-¿Y entonces?
—Y entonces se va a morir hoy o mañana.
Richard lo dice como quien dice: llueve. O incluso: quizás llueva. Debe ser difícil pronunciarlo así.
La señorita Agnes Gonxha Bojaxhiu, también llamada Madre Teresa de Calcuta, nunca se privó de dar sus opiniones. En Irlanda, por ejemplo, en 1995, un referéndum sobre el divorcio encendía pasiones. Irlanda era el último país de Europa sin divorcio, y los márgenes se anunciaban estrechos. Entonces la religiosa —que no tenía nada que ver con Irlanda— participó de la campaña pidiendo el voto en contra. Los divorcistas ganaron con el 50,3 por ciento. Pocos meses después, su nueva amiga, lady Diana Spencer, se divorció, y una periodista le preguntó qué opinaba. La señorita no tenía problemas: "Está bien que ese matrimonio se haya terminado, porque nadie era realmente feliz", dijo.
La señorita sabía aprovechar el halo de santidad que la rodeaba: los santos pueden decir lo que quieran, donde y cuando quieran. Todo está justificado por el halo. Y ella usaba esa bula para llevar adelante su campaña mayor: la lucha contra el aborto y la contracepción. Lo dijo muy claro en Estocolmo, 1979, mientras recibía el Premio Nobel de la Paz: "El aborto es la principal amenaza para la paz mundial". Y, para no dejar dudas: "La contracepción y el aborto son moralmente equivalentes".
En septiembre de 1996, el Congreso norteamericano le dio el título de ciudadana honoraria. Era la quinta persona en la historia que la conseguía. Dos años antes había organizado, en ese mismo recinto, una "plegaria nacional" ante Clinton, Gore y compañía. Ese día, su discurso fue belicoso: "Los pobres pueden no tener nada para comer, pueden no tener una casa donde vivir, pero igual pueden ser grandes personas cuando son espiritualmente ricos. Y el aborto, que sigue muchas veces a la contracepción, lleva a la gente a ser espiritualmente pobre, y esa es la peor pobreza, la más difícil de vencer", decía la religiosa, y cientos de congresistas, muchos de los cuales no estaban en contra de la contracepción y el aborto, la aplaudían embelesados. En su Calcuta, en la India, en muchos otros países, la superpoblación es causa principal del hambre y la miseria, y sus autoridades toman todo tipo de medidas para limitarla.
"Yo creo que el mayor destructor de la paz hoy en día es el aborto, porque es una guerra contra el niño, un asesinato del niño inocente. Y si aceptamos que una madre puede asesinar a su propio hijo, ¿cómo podemos decirles a otras gentes que no se maten entre ellos? Nosotros no podemos resolver todos los problemas del mundo, pero no le traigamos el peor problema de todos, que es destruir el amor. Y eso es lo que pasa cuando le decimos a la gente que practique la contracepción y el aborto".
Las jerarquías católicas lo dicen siempre, pero dicho por ella es mucho más eficaz. Aquella tarde, el cardenal James Hickley, arzobispo de Washington, lo explicó clarito: "Su grito de amor y su defensa de la vida nonata no son frases vacías, porque ella sirve a los que sufren, a los hambrientos y los sedientos...". Para eso, entre otras cosas, servía la religiosa. Por eso, entre otras cosas, su proceso de beatificación vaticana fue el más rápido de la historia de una institución que no suele apresurarse —que puede tardar, por ejemplo, cuatro siglos en pedir perdón por apretar a Galileo Galilei o asesinar a Giordano Bruno y tantos otros.
Así que ahora la señorita Agnes Gonxha Bojaxhiu —lo que quede de ella— debe estar en el paraíso de los beatos, un poquito más abajo del paraíso de los santos, con apenas menos felicidad eterna y menos olor a incienso y mirra y menos intimidad con su Señor pero bastante, pese a todo. La señorita fue una militante muy eficaz de una causa muy antigua: la del conservadurismo católico. Y fue, en el mejor de los casos, una versión mediática y actual del viejo modelo de la dama de caridad: aquella que se dedica a moderar los males causados por un orden que nunca cuestiona o que, en realidad, refuerza. Gracias a esos medios, al aparato de difusión de Roma, la señorita quedó instituida como gran encarnación actual del viejo mito de la bondad absoluta.
Todos —los países, los grupos de amigos, los equipos de voleibol, los grupos de tareas— necesitan tener un Bueno: un modelo, un ser impoluto, alguien que les muestre que no todo está perdido todavía. Hay Buenos de muchas clases: puede ser un cura compasivo, un salvador de ballenas, un anciano ex cualquier cosa, un perro, un médico abnegado, un pederasta con buena verba en púlpito: en algo hay que creer. El Bueno es indispensable, una condición de la existencia. Y el mundo se las arregla para ir buscando Buenos, entronizarlos, exprimirlos todo lo posible. Así que, pese a que algunos intentamos contar un poco de su historia, nadie lo escucha: es mejor y más cómodo seguir pensando que la señorita era más buena que Lassie. La señorita Agnes Gonxha Bojaxhiu, también llamada Teresa de Calcuta, consiguió ser la Buena Universal. Y consiguió, incluso, lo más difícil que puede conseguir una persona, un personaje: entrar en el lenguaje como síntesis o símbolo de algo. Decimos un Quijote cuando queremos hablar de un héroe destartaladamente franco; decimos un Craso cuando tratamos de definir a alguien riquísimo; decimos —desde hace unos años empezamos a decir— una madre Teresa cuando queremos significar que alguien es realmente bueno. Y así ha quedado registrada en nuestra cultura la señorita también llamada madre, amiga de tiranos y estafadores, militante de lo más reaccionario, facilitadora de la muerte.

Y vos, ¿de qué lado estás?

26 comentarios:

  1. Hace muchos años atrás ya había leído,lo que realmente era Teresa de Calcuta,una vez contó el padre de Doddi Al Fayett que entro en unos de sus negocios con grupo de monjas y arrasaron con todo.No pudo hacer nada.

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  2. Realmente para fundar cien conventos tenia plata de las donaciones, pero para hacer un hospital no tenia, estos chupacirios son todos iguales, los unico que quieren es dinero y lavarle el cerebro a la gente, CRISTO ESTA DENTRO TUYO Y ALREDEDOR TUYO NO EN GRANDES MANSIONES DE ORO Y DE MADERA, CORTA UN PEDAZO DE TRONCO Y ALLI ESTARE, LEVANTA UNA PIEDRA Y ME ENCONTRARAS, el resto es chachara, y recaudar donaciones para la gran ramera.

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    1. es lo que yo siempre sospeche tanto de los curas como de los peronistas... son una fábrica de pobres!
      (ellos salen siempre beneficiados con ello)

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  3. ojala hubieran muchas malas asi

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  4. Caparrós es ateo declarado.
    No lo leo, no me interesa lo que piense sobre ese tema. Otras cosas que escribe sí me interesan.

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  5. no me gusta Caparros, no lo sigo.
    Pero siempre lei en otros medios internacionales, que La Madre teresa amaba a la pobreza. No a los pobres.
    No hacia nada para que salgan de la pobreza. No les daba cuidado profesiona a los enfermos.

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  6. Nadie es del todo bueno ni del todo malo. De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno. Por un lado la Iglesia eleva una persona al estatus de Santa y por otro avala que otras mujeres se flagelen por el alma del Papa. Es impensable la crueldad de esta gente. Una locura total. Son enfermos que arrastran en su locura a personas sensibles a cometer actos antinaturales con fines "elevados " como la salvación de almas desconocidas.Es todo absurdo en relación a la Iglesia y también muy retrógado.

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  7. Asi son las religiones organizadas. Te piden 50 y,o te dan 10 o 0 de vuelta. Yo creo en 1 dios, en mi dios propio. No en las religiones organizadas....para sacarte guita.

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  8. La verdad es la realidad. Basta con ver todo lo que hizo la madre Teresa. Lo demás son opiniones subjetivas.

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    1. Coincido. Caparros no creo haya ayudado un solo pobre del modo como lo hizo Teresa d Calcuta

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  9. Ni buena ni mala, ni me va ni me viene.

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  10. La elevaron a santa, no a diosa, Caparrós. Una humana con sus defectos y virtudes como los tenemos todos. Ninguno acá le lavó los pies a un tuberculoso para juzgarla o hablar por ella de sus intenciones. Al menos yo no. Caparrós se me hace agrio, proselitista anticatólico y pedante.

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  11. COnocia algo de esta historia. y personalmente nunca me cerró el tema. SIn embargo coincido plenamente en el tema del aborto.
    No al aborto. SI una mujer puede asesinar a su hijo, la humanidad está a un paso del abismo...
    Y en esto no tranzo. Es lo que por convicción creo, sostengo y pregono.
    Tu cuerpo es tuyo mujer, nadie lo discute, el otro ser no lo es. Es otro ser que está creciendo en tu cuerpo, de prestado... tal vez no pidió estar allí, pero está. y no hay quien lo defienda más que vos mujer.
    No lo mates. Dale la oportunidad que te dieron a vos.

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  12. El problema no es que Caparrós sea ateo o agnóstico,sino como ve él los actos de las personas,por tanto marcar sus dichos como una verdad absoluta o una distorsión de la realidad;sería caer en el mismo error que tuvo él en su comentario:juzgar la obra y la misión de la madre Teresa de Calcuta muy subjetivamente. Es solo una opinión,la cual no comparto. Tanita.-

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  13. Hay mucha gente que duda de la madre Teresa ,me llamó la atención el comentario sobre el sufrimiento de los pobres donde el mundo gana...el sufrimiento para los iluminati es lo que los hace vivir. Las guerras las hacen justamente por eso..para poder alimentarse del sufrimiento de la gente y su baja frecuencia vibratoria. La religión le ha hecho mucho mal a este mundo y lo sigue haciendo. Nos ocultan la verdadera historia del ser humano desde el principio de los tiempos.Tengo mi dudas sobre esta señora........espero que la intuición me falle....

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  14. También está este autor :
    El doctor Aroup Chatterjee, un médico nacido en Calcuta y que ahora vive en Londres, publicó “Mother Teresa: The Final Verdict” en 2003. Su libro cuestiona la labor de las Misioneras de la Caridad en la India.

    el doctor Aroup Chatterjee durante gran parte de su vida: es uno de los críticos más visibles de la Madre Teresa de Calcuta.

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  15. Te felicito Julia,esa nota la publicaba una vez por semana en mi cuenta de Facebook.Me decían de todo pero ninguno,podia justificar nada.
    Lamentablemente,han vendido el marchandising de la Madre Teresa como Lassie.
    Muy pocos conocen cómo pensaba y lo que realmente hacia,
    Y muchos,como leo,cuestionan a Martín Caparrós porque no les gusta,no les cierra o es ateo(?).Qué tiene que ver?Cuestionan al mensajero y no el mensaje.
    Cada uno es dueño de pensar lo que quiere pero con LIBERTAD.
    Los que la defienden,solo lo hacen porque temen ir al infierno o que Dios los castigue.
    Son presos de creencias.
    Felicito a las religiones,lavan cerebros y aterrorizan a sus creyentes,con castigos para que no cuestionen.
    Besos Julia.

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    1. Tan segura estas qlos q defienden Teresa d Calcuta lo hacen sin libertad? Tenes la bola magica q te permite afirmar rotundamente lo q pasa x el interior de una persona?

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  16. Los que no hacen nada están siempre dispuestos a criticar a los que hacen algo dice una máxima. La Madre Teresa siempre aclaraba que ella ayudaba a morir no a vivir, fue una mujer atormentada hasta sus últimas horas y con profundas crisis de fe. Pero creo que su obre no se discute. Estar rodeada de los pobres más pobres, en medio de esa lóbrega estructural toda una vida es una tarea loable. No se bien que es una santa para la iglesia católica pero si se distinguir una persona buena. Martin Capazos me parece que quiso criticar a alguien que nadie se anima a tocar para ganar notoriedad, nada más, no agrega ningún dato nuevo y por lo visto no conoce datos biográficos, es solo su opinión. Un abrazo Julia querida

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  17. Los que no hacen nada están siempre dispuestos a criticar a los que hacen algo dice una máxima. La Madre Teresa siempre aclaraba que ella ayudaba a morir no a vivir, fue una mujer atormentada hasta sus últimas horas y con profundas crisis de fe. Pero creo que su obra no se discute. Estar rodeada de los pobres más pobres, en medio de esa pobreza estructural toda una vida es una tarea loable. No se bien que es una santa para la iglesia católica pero si se distinguir una persona buena. Martin Caparros me parece que quiso criticar a alguien que nadie se anima a tocar para ganar notoriedad, nada más, no agrega ningún dato nuevo y por lo visto no conoce datos biográficos, es solo su opinión. Un abrazo Julia querida

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  18. todos hablan como si recien descubrieran que el mundo es mundo, tan dificil es averiguar si tus donaciones estan funcionando??, a nadie se obliga a ser catolico, ni siquiera en los lugares donde todavia la iglesia es fuerte, pero ahora es facil pegarle a la iglesia catolica, esun arbol caido y derroido, a ver que tan guapos son para pegarle a otras religiones que esas si tienen el poder del mundo hoy.

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    1. De acuerdo con vos. Caparros se expresa con soberbia, sobre una persona q dio su vida pa dignificar a los desechos humanos .

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  19. Es una sociedad simbiótica , si no hubiera pobres las madres teresas no sabrían que hacer con sus vidas. La Iglesia alienta la pobreza porque de otro modo desaparecería .Por eso se opone al uso del preservativo, para que sigan naciendo criaturas de relaciones casuales. No les importa la vida humana , les importa que haya muchos humanos para que ellos sigan con vida.

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  20. Hay que entender la situación en que estaban inmersas esas personas.Su destino era morir tiradas en alcantarillas, bajo la mirada imperterrita de todos.Esa mujer, los levantaba y les daba un lugar digno aunque sea eso, un lugar digno para morir.Un tratamiento humano. No se puede juzgar pensando que todas las realidades, pensamientos, idiosincracias son iguales a las nuestras. ES una actitud que conlleva una ignorancia ignorancia que procede de negligencia en aprender lo que puede y debe saberse.

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